Durante toda la noche Harry no pudo cerrar los ojos, no era posible que todo hubiera pasado ya. Louis estaba herido y al parecer los niños también. No sentía que el tiempo estuviera a su favor.
—Harry...— llamó la mujer a la puerta.
—¿Si?— se sentó en la cama y se frotó los ojos.
No había dormido nada y se sentía un poco enfermo.
—¿No irás a trabajar?— miró el reloj.
Eran las once, tenían media hora para alistarse.
—No sé si sea posible que llegue en autobús.
—El chofer te llevará. Ya está esperándote.
A penas se peinó los rizos, se puso sus Converse rosas, y salió. No podía decir que salió deprisa, pues los ojos le pesaban y sabía que sus movimientos no era muy diferentes a los de una marioneta.
—¿Durmió mal?— le preguntó el chofer.
—Háblame de tú— sonrió con los ojos cerrados, el hombre negó—. Bueno, de todos modos dormí muy mal.
—¿Hay algo que le preocupe?
—Si— se talló el rostro—. Louis la está pasando muy mal en el orfanato sin mi.
—¿Sin usted? ¿A qué se refiere?
—En el orfanato las cosas son muy distintas— alzó los hombros—. He sentido que mi vida va como... Es como una montaña rusa. Toda la semana he estado viviendo una vida que no merezco. Una que es de color rosa— alzó los hombros.
—Bueno, pero pronto volverán a estar juntos, joven— suspiró.
La noche para Louis fue distinta. Estaba en medio de ese lugar, la música le taladraba los oídos, le dolía aún la espalda y cuando Violeta le puso el último ungüento de la tarde suspiró pensando que la piel se le caería en tiras.
Zayn lo miraba desde el balcón. Odiaba que la relación con el moreno durante tres noches fuera distinta, totalmente diferente. De alguna manera no soportaba que su amigo no lo viera con esos ojos cafés tan amables, sus orbes doradas lo miraban como uno más, uno que estaba en peligro de ser asesinado cada noche. Odiaba que Liam y Niall lo supiera y que Harry no. Odiaba ocultarle cosas a su copito.
Caminaba con los ojos de Zayn puesto en él. Era como un halcón, y definitivamente el castaño era la presa, el pequeño ratoncillo que estaba a punto de ser cazado. Esquivaba a la gente y se acercaba a esos que parecían emocionados por su presencia.
Odiaba que la música le causara dolor de cabeza, odiaba el olor a humo de maquina, odiaba a los meseros que se interponían en su camino y odiaba por sobre todas las cosas a la versión de él mismo que acepto ese trabajo. Dentro de él había una constante pelea. La mitad de su corazón sabía que todo eso lo hacia porque deseaba que la vida de Harry cambiara, sabía que valía la pena, cada que miraba a Harry con aquel aparato que usaba para escuchar música se daba cuanta de que ese maldito riesgo valía la pena. Sabía que había tomado esa decisión convencido por todos esos sueños que quería hacerle realidad a su chico de ojos verdes y corazón de verano.
Siempre que recibía dinero, y estiraba la mano con pequeños sobres con hierba o pequeñas bolsas con polvo blanco, imaginaba todo lo que podía lograr, todos lo que podía darle a Harry. No era una excusa, pero definitivamente el rizado era un motivo para hacer toda esa mierda.
El tiempo pasaba rápido, y a veces cuando pensaba en el rizado las horas eran segundos. Se sentó un poco antes de seguir. La cabeza y la espalda le dolían como lo mil demonios.
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Cuarteles de invierno 🌨️Larry S.🌨️ LT
FanfictionPor fin fueron libres. Y esa libertad se sintió bien. Tan bien que poco les importa no mirar a atrás.