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Llovía. Estaba lloviendo como hace tanto no hacía. Louis corría tomado de la mano de Harry, delante de ellos iban Niall y Jk, el chico con ojos de venado estaba lleno de lodo y el irlandés se reía a carcajadas.

El tiempo pasaba demasiado rápido, de repente Harry le había hecho prometer a su mejor amigo que ya no lo haría tener experiencia nuevas. Niall aceptó, se habían dado cuenta de que comenzaba la cuenta regresiva.

Pronto se graduarían de la preparatoria. Arson les había hablado de los exámenes para el ingreso a la universidad, con su rendimiento escolar seria muy fácil recibir una beca al cien por cien, ninguno de los dos había pensando en el futuro. Sólo querían cumplir la mayoría de edad, lo demás lo improvisarían.

La lluvia estaba helada, estaban empapados, pero se reían. La vida les regalaba poco a poco pequeñas probaditas de libertad. A eso sabia saberse libre, solo, a eso sabía el viento en sus caras. Tenía un sabor muy dulce, pero fresco, algo así como el sabor del melón o el durazno. La sensación en sus cuerpos era deliciosa. No había ni un solo peso en sus hombros, ni un solo golpe en sus cuerpos y la vida se sentía tan ligera. Ambos eran, en ese momento, dos burbujas.

Niall y Jk habían desaparecido de su vista, seguramente había corrido ya demasiado. Entonces Harry se apoyó en sus rodillas.

—No puedo más— se rio.

—Eso te pasa por no salir a correr conmigo en la mañana.

—Cállate— gruñó.

Las cosas entre ellos eran mejor que antes. La relación había evolucionado y alcanzado el mismo nivel que la relación de un par de ancianos con bodas de plata. Se miraban a los ojos y sabían lo que sentían. Sus labios no tenían más la necesidad de decir lo que pensaban, sus ojos comunicaban todo lo que era necesario. Sus corazones estaban por fin en completa armonía, latían al mismo ritmo, al mismo tiempo y cantaban la misma canción de amor.

Sus cuerpos por fin habían adoptado la misma forma que un par de piezas de rompecabezas. Encajaban a la perfección. Los brazos en la cintura de Harry; la piernas de Harry en la cintura de Louis. Sus labios en el cuello de Louis; los labios de Harry sobre los suyos. Sus manos en su cuerpo, y su lengua en su pecho.

La comunicación entre los dos había mejorado un mundo entero. Ya no se ocultaban nada ni esperaban a que el otro lo descifrara.

Todo había mejorado y ya no tenían miedo a que después de tanta clama viniera una tormenta que acabaría con todo. Habían aprendido a controlar el clima.

Louis alzó el rostro al cielo y dejó que el agua de la nubes refrescara su piel. A veces, cuando llovía, su ánimo decaía, pero ya nada le daba miedo, estaba seguro de que lo malo ya había pasado. Cuando miraba los ojos de Harry sabia que nada podía contra él.

—Bésame, copo— el rizado se irguió.

—¿No ves que se me están saliendo los pulmones?— se rio.

Louis lo tomó de la mano y lo atrajo hacia su cuerpo. Harry sonrió de lado, coqueto y demasiado satisfecho. Las manos del castaño viajaron hasta la cintura de Harry, y éste llevo sus manos hasta su cuello.

Dicen que cuando besas a tu amor verdadero es casi inevitable no alzar el pie, en un ¡pup! Se sentían, de pronto, como en un cuento de hadas o quizás en una película pop de amor.

—Te amo, Hazzie— le dio un pico.

Las manos de Harry jugaron con el cabello mojado de Louis.

—Lo sé, Lewis. Y yo te amo a ti— se inclinó y besó los dulces labios de su novio.

Cuarteles de invierno 🌨️Larry S.🌨️ LTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora