—Harry, si tú genuinamente creyeras en la magia de Santa Claus, ¿qué le pedirías?
—Paz mundial.
—Vete a la mierda— le dio una nalgada.
Harry soltó una carcajada.
—Ya. Sólo bromeo.
—¿O sea que eres un cabrón que prefiere un obsequio a la paz mundial?— alzó la ceja.
—No me jodas, pedazo de idiota manipulador— le dio una mordida en el hombro—. Pediría un acetato. Un disco vinilo.
—Muy antiguo— se rio—. ¿Por qué eso y no ropa de marca o algo más costoso?
—¿Alguna vez has visto el precio de esas mierdas? Louis, son costosas para mi— hizo una mueca.
—Bueno, bueno. ¿De qué género?
—Tú lo sabes. Eres muy mal Santa— soltó una carcajada.
Louis rodó los ojos.
—No es que sea mal Santa, lo que pasa es que tú eres un jodido listo que arruina las putas sorpresas—gruñó.
—No me culpes a mi de tu poca imaginación.
A la mañana siguiente todo el mundo presumía sus regalos. Entre ropas nuevas, juguetes lujosos, aparatos de música, ellos anduvieron el camino por el que habían llegado hasta ahí.
Anteriormente Louis se había escapado varios minutos antes de que Harry se despertara, por suerte y quizá como un milagro de Navidad, encontró una tienda de música abierta. Miró a penas por en cima los discos, fue directamente hasta la chica que embelesaba lo miraba y le preguntó acerca de lo que buscaba. La chica fue eficiente y él salió corriendo de la tienda. Era una verdadera suerte que llevaran con ellos los regalos de los niños, así podría ocultar el suyo. Harry aún estaba dormido cuando llegó.
La piel de Harry resplandecía a la luz de la pequeña lámpara de mesa. Estaba desnudo y aunque en la habitación no hacía frío, su piel se veía morada. Eran las diez con treinta minutos, lo sacudió mientras le daba pequeños besos en las orejas. El rizado abrió los ojos como un bebé y sonrió. Louis pudo jurar que vio nacer miles y miles de pequeñas hadas gracias a su sonrisa.
—Es hora de irnos, copo— le dio un beso en los labios.
—Estoy muy cansado— dijo estirándose como un gatito sobre la cama.
—Lo sé— dijo con voz seductora.
—Guarro. Dame mi ropa— pidió aún con los ojos cerrados—. Quiero darme un baño antes de irme.
—No.
—¿Qué por qué no? ¿Ya es muy tarde?— alzó la ceja.
—No, para nada, aún te quedan veinte minutos de reposo, pero quiero que huelas a mi puto semen.
—Asqueroso— Harry sonrió cómo solo él sabía hacer para que Louis perdiera la cordura.
—No hay tiempo, así que quita esa horrible cara y date prisa— le dio una sonora nalgada que dejó marcada su mano en la piel del rizado.
Regresaron en taxi, puesto que el mundo entero parecía estar despierto, los autobuses iban llenos. El orfanato estaba vacío aún, pero se escuchaban las risas de los niños. Sabían que Violeta probablemente los había puesto a cocinar. Harry había comprado un pequeño pino verde, de esos que se ponen en la oficinas, y lo conectó a la corriente. Louis sonrió, algo dentro de Harry acababa de despertar.
Acomodaron los regalos. A Vicky un par de muñecas, para Tom y Teddy un balón, era impresionante que uno quisiera ser líbero de un equipo de voleibol y el otro portero de futbol, así que los balones eran de diferente deporte, lo cual evitaría peleas, y también había un montón de carritos, sabían que los niños querían comenzar una colección compartida. Eran los más pequeño, los más cercanos a ellos, los demás no hacían acto de presencia, era como si Harry y Louis no existieran para ellos y viceversa. Fue un campo de protección que el rizado construyó cuando comenzó a sentirse muy apegado a ellos, eso decía Harry, Louis sabía que no era así, el rizado había visto algo en ellos que no le gusto.
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Cuarteles de invierno 🌨️Larry S.🌨️ LT
FanfictionPor fin fueron libres. Y esa libertad se sintió bien. Tan bien que poco les importa no mirar a atrás.