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Todo estaba a oscuras, y ni siquiera el apenas aroma de la colonia que usaba Louis lo tranquilizaba. De hecho, últimamente lo que tenía relación con Louis lo inquietaba.

Su corazón estaba tan confundido que dolía. Dolía de sobremanera la manera en que Louis ya no significaba calma para él. Ahora todo el tiempo pensaba en lo que el castaño hacía y en cómo ocultaba lo que pasaba en su vida durante la noche. ¿Tan malo era? No había algo que pareciera tan malo, no imaginaba algo tan escabroso.

Cuando escuchó a hurtadillas lo que los chicos hablaban se imaginó muchas cosas, pero definitivamente todas un poco alejadas de la realidad, sin embargo, conforme pasaba el tiempo, se iba acercando más y más a la realidad.

Tomó valor. Era el último día del año, entonces podría por fin hablar con Niall. Le preguntaría que mierda pasaba con Louis y porque los demás pensaban que sería horrible trabajar para Zayn. ¿Qué ocultaban?

La fiesta de Niall estaba a la vuelta de la esquina, y sinceramente Harry tenia toda la intención de emborracharse y gritar tanta mierda como su cerebro le permitiera. En su pecho sentía un extraño calor. Era vergüenza combinada con coraje.

Miró a Louis acostado a lado de él. No había demasiado que decir. Aunque Louis parecía no ocultar nada, sabia que mentía continuamente. Él nunca le había mentido, él no sentía la necesidad de dejarlo fuera de su mundo.

Su mente era muy veloz, y en un lugar como ese la velocidad no es más que un infierno al que te ves obligado a asistir. Cada uno de esos estúpidos pensamientos giraban en torno a un sentimiento de traición. Louis no podía serle infiel, esa era una posibilidad que descartó. El castaño era tan trasparente que era imposible que le ocultara algo como eso, sin embargo, ahí estaba, tendido en medio de la cama ocultando algo.

Se puso de pie, de nada le servía estar pensando idioteces mientras Louis dormía plácidamente. Siempre era él que se imaginaba cosas. Estaba harto de un basta imaginación. En el baño se lavó los dientes, la panadería abría mucho más temprano los fines de semana para poder cerrar a media tarde. Desde que trabajaba en la panadería sólo un par de veces se había olvidado de despedirse de Louis, quien se enojaba y lo reclamaba suyo después, pero aquella mañana con toda la intención de ofender, lo ignoró en el lecho.

Se fue caminando, no era un recorrido demasiado largo, y la música en sus oídos hacia que la caminata se le hiciera amena. ¿De verdad Louis estaba trabajando duro para poder comprarle esos aparatos costosos? Y es que no sólo le regalaba instrumentos para escuchar música, le regalaba ropa, zapatos, accesorios, y todo muy costoso. Se negaba a usarlos, no lo merecía. Louis también compraba cosas para sí mismo, y de igual manera todo costoso. ¿En qué trabajaba que se permitía demasiados lujos?

La dueña de la panadería le saludó y lo dejó entrar. Platicaron un poco mientras bebía café y luego pusieron las manos en la masa. Hablaban demasiado mientras horneaban, entonces de entre los labios de Harry salió su más grande preocupación.

—No sé de dónde está saliendo todo lo que compra. Me preocupa que esté metido en algo peligroso— dijo al amasar.

—¿Pero no dices que trabaja con uno de tus amigos?— le lanzó una mirada dubitativa.

—Si, y justo es eso lo que más me preocupa. Si Zayn lo ha metido en algo extraño juro que lo moleré a golpes. Louis siempre ha buscado la manera de darme todo, pero ahora que lo hace sin dificultades, me parece que algo anda mal. Y no es que no confíe en él, sólo que...— suspiró— Tengo miedo de que meta las narices donde no debe.

—No conozco a Louis, pero apuesto a que es muy listo— miró a Harry asentir—. Entonces no creo que haya algo de qué preocuparse. En todo caso, porque me has dicho que son pareja, cuando algo vaya mal, te lo dirá.

Cuarteles de invierno 🌨️Larry S.🌨️ LTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora