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No tardaron en estar en el auto de la madre de Niall. El chico conducía, su madre le confiaba la vida, así que no había manera de que no le prestara el viejo escarabajo para llevar a Louis y Harry.

—¿Qué les parece?— dijo Niall con una sonrisa.

—Pequeño— dijo Harry.

—Lo que pasa es que tú tienes piernas de garza— se rieron.

—Lo que yo no entiendo es, ¿por qué Harry va en el asiento del copiloto y yo detrás?— dijo Louis viendo la tapicería del auto.

—Bueno, es que hay gente que tiene privilegios—dijo viéndolo por el retrovisor.

—¿Y qué ventaja tiene ir en el copiloto?— alzó la ceja.

—No te sientas celoso, Lewis— Louis bufó—. Si quieres de regreso puedes sentarte aquí.

—No— se cruzó de brazos e hizo un puchero.

La casa de Jk era grande, de color blanco con las ventanas azules. Sus padres tenían la confianza de dejarlo solo, a él y a todos los invitados. Nunca pasaba algo excepcionalmente ilegal, sólo eran Louis y Zayn fumando un poco de marihuana y los demás bebían mucha cerveza.

Al entrar, lo primero que vieron fue a Jk preparando una bebida para Liam, que comenzaba a tener las mejillas rojas, señal de que estaba emborrachándose. Cuando ambos los vieron llegar se abalanzaron hacia ellos y los abrazaron.

—Pensé que no vendrían— dijo Jk.

—Exagerado— Harry le dio un beso en la mejilla y se dejó caer en el sofá a lado de la pequeña mesa de madera.

—¿Quieres tomar algo, copo?— dijo Louis con un vaso amarillo que relucía a la luz azul.

—No— sonrió regalándole los hoyuelos.

Comenzaron a bailar, aunque Harry y Zayn no eran mucho de menearse en la improvisada pista. Jk siempre quitaba los muebles de la sala dejando un gran espacio solo en el medio. Zayn siempre miraba a Liam, y Harry tenia la sospecha de que al moreno le gustaba el chico de rechonchas mejillas, sin embargo, aunque se muriera de ganas por decir algo, jamás se atrevería. Él siempre miraba a Jk y a Niall bailar, eran muy malos, pero se reían tanto que era inevitable no verlos, pero en aquel momento, todo lo que absorbía el ambiente, lo que existía al rededor de Louis simplemente dejó de ser. Sólo lo miraba a él, que llevaba esa sudadera verde que tanto le gustaba, con unos jeans rotos y sus Adidas gris. Su cabello se pegaba a su frente y bailaba moviendo a penas el cuerpo, tenía un cigarrillo en los labios y sonreía a los gritos de Jk, la bebida se movía con un vaivén tan suave que parecía ignorante a las leyes de la física. Era una perfecta combinación, siempre lo había sido. Tenia el pecho pequeño, pero unas grandes piernas, musculosos, por no hablar de su bonito trasero, pomposo y respingado. Harry suspiró, lo amaba, siempre había sido así.

Ensimismado en lo que Louis lo hacía sentir, le quitó la bebida a Zayn y se la apresuró por la garganta, el moreno sonrió, sabedor de lo que en el pecho de Harry palpitaba, incluso el rizado estaba muy enterado de sus latidos. Bajó la mirada y negó con una sonrisa, ¿cómo era posible que un chico lo hiciera sentir así? Pero es que no era cualquiera chico, era Louis, su Lewis. En su mente renació el apodo que él tenia para el castaño. Hojita. Porque el otoño siempre fue su estación. No importaba que dijeran misa, Zayn y Jk estaban muy convencidos de que la estación de Louis era el verano, porque su piel se tostaba y le dejaba un precioso tono dorado, pero Niall y Harry, que lo habían visto con el cabello lleno de hojas de otoño simplemente decidieron que si, que la mejor época del año para el castaño era aquella donde los árboles se despedían de sus hojas, y es que Harry recodaba perfectamente el color de sus ojos azules rodeado de los naranja y café de los árboles. Perfectamente en armonía.

Cuarteles de invierno 🌨️Larry S.🌨️ LTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora