-¡Mariana Espósito!
Pablo atravesó la terraza con los brazos extendidos y una expresión de alegría tal, que Lali no pudo evitar sonreírle, a pesar de los nervios.
Nada de nervios. Aquél era Pablo, el hombre por el que había ido a Punta del Este. Y él no estaba interrumpiendo una cita. Entre Peter y ella no existía atmósfera de cita. En absoluto.
Y en caso de que existiera, la interrupción era algo bueno, porque no debería existir.
Atmósfera de amigos, sí. Atmósfera de cita, no.
¡Qué confusión! Definitivamente, estaba muy nerviosa.
Se levantó de su asiento.
-Pablo, qué alegría verte.
Él la agarró de la mano y la besó en la mejilla. Ella esperó sentir un estremecimiento de deseo cuando los labios de él la rozaron, y el impulso de acercar su boca a la de él. Esperó que se le aceleraran el pulso y la respiración... Pero no sucedió nada de eso. Tan sólo se sintió incómoda porque su primer encuentro con Pablo fuera en presencia de Peter.
Después de todo, aunque había planeado irse de Punta del Este con Pablo como cliente y novio, a Peter sólo le había mencionado la parte laboral.
«Lo cual, Lali, es horrible».
Tenía una sensación rara: se encontraba junto a dos hombres que le resultaban tremendamente atractivos. Aunque sólo pretendía ir detrás de uno de ellos.
Era una situación extraña de verdad.
Pablo se separó de ella, pero mantuvo la mano en su codo mientras se giraba hacia Peter, quien se había puesto de pie y lo miraba suspicaz.
-Soy Pablo Martínez -se presentó-. ¿Y tú eres el novio de Lali?
-No -intervino Lali, antes de que Peter pudiera contestar-. Es un amigo. Muy bueno, pero sólo un amigo.
Sonrió a Peter y, aunque estaba diciendo la verdad, se le encogió el estómago. Porque asegurar que Peter era un amigo significaba negar todo lo demás.
-Soy Juan Pedro Lanzani -se presentó Peter, extendiendo la mano-. Casualmente, vamos camino a su hotel.
-Lanzani -repitió Pablo-. Usted es el reportero de Traveller.
-Exacto -dijo Peter con una sonrisa-. Lali será mi compañera de cuarto esta semana.
-¿Ah, sí? -preguntó Pablo, mirándolos a ambos.
-Sólo somos amigos -se apresuró en aclarar Lali-. El hotel estaba lleno. Y, dado que Peter tenía una suite, se ofreció a que me alojara con él.
-Seguramente podré ayudarte con ese tema -comentó Pablo, sin apartar la mirada de ella-. Llámame mañana e intentaremos encontrar una habitación para ti sola.
Lali forzó una sonrisa, incómoda en su interior ante la idea de separarse de Peter.
-Claro, lo haré.
-De hecho -añadió Pablo, haciendo una seña a alguien a lo lejos-, ¿por qué no vienen los dos a montar caballo mañana por la mañana? ¿Qué les parece a las once y media?
Se giró hacia Peter a la vez que una rubia despampanante con un vestido ajustado llegaba junto a él.
-Me imagino que le gustaría una entrevista para su artículo, podríamos hacerla de camino.
-Gracias -dijo Peter, contento-. Eso haremos.
Lali parpadeó. No sólo no le gustaban los caballos; además, la idea de pasar su primer día en el complejo hotelero, con Peter y Pablo al mismo tiempo, era decididamente surrealista.
Y encima, si la rubia que se había colgado del brazo de Pablo significaba algo, ella no tendría ninguna oportunidad con él, se lamentó.
-Lali, Peter, ésta es María del Cerro, mi cita para cenar.
-Encantada -saludó María, con una sonrisa que seguro había hecho millonario a algún dentista.
Pablo se giró para marcharse.
-Entonces hasta mañana, en la recepción, a las once y media. ¿De acuerdo?
Lali miró a Peter a los ojos, esperando que no se le notara lo confusa que se sentía. Lo vio asentir, y se giró hacia Pablo.
-Genial. Estamos ansiosos -dijo, y se reclinó en el asiento mientras los veía alejarse.
Luego, cerró los ojos hasta que se recuperó lo suficiente como para poder mirar a Peter de nuevo.
-Mañana va a ser un día interesante -señaló él, con expresión impenetrable.
A Lali le pareció la frase del año.
La recepción del hotel reventaba de gente. Peter y Lali pasaron incomodidades para llegar hasta el mostrador. Claro que a Peter no le importó, porque eso supuso que Lali tuvo que pegarse a él, cosa que agradeció sobre todo tras el encuentro con Pablo en el bar. Desde entonces, ella había estado más callada, más reservada, y el desenfadado coqueteo que había flotado entre ellos se había desvanecido.
Él no estaba preocupado, se dijo. Después de todo, Pablo iba con otra mujer, de las que no les gustaba compartir a sus hombres. Por otro lado, Pablo la había presentado específicamente como su cita para cenar. No su novia, ni su amante, ni su prima. Como informándole sutilmente a Lali de que estaba disponible para tener otras citas en otros momentos. ¡Sinvergüenza!
Les llegó el turno en recepción, lo cual puso fin a sus pensamientos cada vez menos favorables hacia Pablo. Al poco tiempo, tenía la llave de su suite júnior deluxe, junto con una guía de actividades navideñas, y Lali y él seguían a un eficiente botones por un camino techado hacia las habitaciones. El ambiente era cálido. Peter respiró hondo, pensando que aquél era el tipo de lugar al que uno llevaba a su esposa en la luna de miel. No donde uno llevaba a una mujer que prefería estar con otro.
Continuará...
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Laliter: "Lo que siempre deseé "
FanfictionReceta para una acalorada navidad: Mezclar: Una mujer decidida a animar las vacaciones con un atractivo amante nuevo. Un millonario guapo y sofisticado. Un viejo amigo aún más guapo, para volverlo todo un poco más picante. Agregar un seductor beso b...