-Morí y fui al cielo -comentó ella apartando su plato, demasiado saciada como para poder comer un bocado más-. Estaba delicioso.
Había pedido un chancho que el mozo había recomendado.
-¿Significa eso que no quieres probar un poco de lo mío? -inquirió Peter, acercándole un tenedor con pollo en salsa picante que olía exquisito.
-Eres cruel, ¿lo sabías?
Él le acercó el tenedor.
-Está buenísimo. Dale, La, deja de resistirte. Sabes que quieres probarlo.
Ella se movió inquieta en su asiento.
-Nada de excusas -dijo él, inclinándose hacia ella con el tenedor.
El mismo cubierto que había estado en su boca momentos antes.
Lali abrió la boca, cerró los ojos, y se obligó a centrarse en la comida. Era el pollo más delicioso que había probado nunca.
Abrió los ojos, con la intención de decirlo, y vio que Peter tenía la vista clavada en sus labios. Entonces él la miró a los ojos, y durante unos instantes Lali vio el deseo escondido en ellos.
Se concentró en tragar la comida. Podía manejar sus propios pensamientos lujuriosos, pero no era buena idea entrar en ese terreno juntos. Amigos y sexo no cuadraban bien. Y la posibilidad de perder a Peter igual que había sucedido con Benjamín... no podía ni planteársela.
-Tienes un poco de queso -dijo él.
Acercó su mano a la barbilla de ella y la limpió con un gesto tan suave, que Lali contuvo un grito ahogado de placer.
-Mucho mejor -dijo él, retirando la mano.
La repentina falta de contacto dejó a Lali con una sensación de vacío y frío donde él la había acariciado. «No», pensó. «Nada de mucho mejor».
Agarró su cartera y se levantó de su asiento.
-Tengo que ir al tocador. ¿Nos vemos en la entrada?
-Claro -respondió él.
Lali sintió la mirada de Peter en la espalda mientras se alejaba, y sólo se relajó al doblar la esquina de los baños. Entonces, se apoyó contra la pared, respirando aceleradamente, cerró los ojos y se preguntó en qué lío se había metido.
Peter vació el vino que le quedaba en la copa, cerró los ojos y vació también la copa de Lali. No le preocupaba estar a su lado, era su mejor amiga, pero sí dónde acabaría todo aquello. Porque, aunque había seguido el consejo de Bauti y se había comportado igual que siempre, aquel día había notado un sutil cambio: no se había contenido.
Antes, siempre se había asegurado de no cruzar la línea. De mantener la amistad por encima de todo, y quitar importancia al hecho de que él era un hombre y ella una mujer, y que entre ambos había una química poderosa.
Pero, una vez que había descubierto que ella quería una historia con otro hombre, se había acabado lo de quitar importancia. Quería ver en los ojos de ella el mismo deseo que la noche en su departamento. Su objetivo eran la lujuria y la pasión desenfrenada.
Sin duda, saltaban chispas entre ellos en aquel momento.
«Pablo Martínez, no tienes chance».
Miró la botella de vino, dudando si terminarla para mantener el valor, pero decidió no hacerlo. Una cosa era cierta desinhibición; demasiada, sin embargo, podía terminar con él cantando canciones de amor mientras paseaban por las tiendas de la famosa plaza. Algo poco sutil.
Se encontró con ella delante del restaurante. Vio que le brillaba el rostro, había desaparecido casi todo su maquillaje, y tenía húmedo el pelo alrededor de la cara.
-¿Te sientes bien?
-Sí, solo me mojé un poco la cara. Estamos levantados desde el amanecer, y empiezo a notarlo. Creo que me porté de una forma un poco alocada. No como suelo ser, tú me entiendes -comentó ella y sonrió levemente-. Lo siento.
-No te preocupes -dijo él-. No me di cuenta de nada. Para mí, eres simplemente Lali y, alocada o no, estoy contento de que hayas venido conmigo.
A Peter le pareció que Lali se ruborizaba, y su sonrisa reflejaba un placer sincero. Por un brevísimo instante, la culpa le encogió el estómago: había cambiado las reglas sin comunicárselo a ella. Había cambiado la dinámica entre ambos, y estaba jugando sobre seguro.
Sin embargo, ella no jugaba.
-¿Tú estás bien? -inquirió ella, mirándolo atentamente.
-¡Genial! -contestó él-. Supongo que también un poco cansado.
Y, por si ella se planteaba acortar la velada, le ofreció su brazo.
-Bedoya-Agüero viene aquí a interceptar un mensaje -relató y, a pesar de que acababa de inventárselo, no le pareció una mala idea-. Quiero seleccionar el mejor lugar.
La miró de reojo mientras caminaban y vio que fruncía los labios.
-Algo típico de Punta del Este, ¿verdad? No necesariamente algo navideño.
-Exacto -dijo él.
Continuará...
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Laliter: "Lo que siempre deseé "
FanficReceta para una acalorada navidad: Mezclar: Una mujer decidida a animar las vacaciones con un atractivo amante nuevo. Un millonario guapo y sofisticado. Un viejo amigo aún más guapo, para volverlo todo un poco más picante. Agregar un seductor beso b...