capitulo 14

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-Decírselo podría ser una opción. Tal vez tendrías una semana de sexo digna de Thiago Bedoya-Agüero. Entonces regresarías inspirado y te saldría una propuesta magnífica.

-No -dijo Peter, aunque era una opción tentadora-. Ella me considera un amigo. Incluso después del beso, cree que soy un buen compañero de habitación para las vacaciones. No se imagina que, cada vez que la mire, voy a desear desnudarla.

-Tal vez sí lo haga -apuntó Bauti-, y por eso quiera compartir habitación. Es más: tal vez por eso quiera ir.

-Ya quisiera -dijo Peter, sabiendo que no era así-. Voy a llamar al hotel y buscar otra habitación para ella.

-¿Quedan habitaciones libres?

-Lo solucionaré -aseguró él, aunque no sabía cómo iba a hacerlo, puesto que todo estaba copado.

Tenía que hacer algo para no coincidir en el mismo espacio con ella, era demasiado peligroso, sobre todo si quería seguir siendo un caballero. Y si quería conservar su amistad.

-Estás desperdiciando una valiosa oportunidad -le advirtió su hermano.

Peter pasó a su lado, camino al departamento de Lali. Le diría que había surgido un imprevisto y que se quedara con la suite, y él se alojaría en un hotel del pueblo. Así, seguiría asistiendo a las fiestas y podría escribir tranquilamente. Y lo mejor: podría encerrarse en una habitación sin Lali, libre de distracciones.

Perfecto.

O tal vez no.

No tuvo tiempo de discutir con su subconsciente, porque apenas apoyó lo nudillos en la puerta de Lali, ésta se abrió. Peter iba a saludarla con un gritito, pero se detuvo al oír la voz de ella a lo lejos. Cerró los ojos e inspiró hondo. Una semana entera compartiendo habitación con aquella voz. Sería un idiota si dejaba pasar esa oportunidad.

-¡Victoria's Secret, Candela! -estaba diciendo ella entre risas-. Créeme. Es lo más sexy que voy a ponerme. Nada de prendas eróticas.

Peter se planteó carraspear, dar unos golpecitos en la puerta, algo. Pero no lo hizo. Dio un paso atrás y siguió escuchando. Después de todo, era humano.

-No quiero que me considere una puta o una aventura de una noche.

-Una aventura de una semana, querrás decir -puntualizó Candela.

A Peter se le encogió el estómago. ¿Estaban hablando de lo que Lali iba a llevarse para su viaje a Punta del Este? ¿Tendría razón su hermano, y ella esperaba pasar una ardiente semana con él?

-Ése es el asunto -comentó Lali-. Tengo una semana entera para que él se fije en mí: soltera, deseosa y dispuesta.

Peter tragó saliva.

-¿No crees que ya te ha visto de esa manera? Quiero decir, el beso... Él se quedó sin aliento.

-Lo sé. Pero eso fue de casualidad. Ahora voy con todo.

Peter se secó el sudor de las manos en los pantalones y se preguntó qué debía hacer. ¿Anunciar su presencia, y luego llamar a su agente y avisarle de que iba a pasar la semana en la cama con una mujer en lugar de terminando el manuscrito? ¿O regresar a su departamento sin hacer ruido y dejar que Lali empezara su seducción?

Debía admitir que la idea de ser seducido le resultaba muy atractiva...

Había dado dos pasos atrás, cuando un par de palabras llamaron su atención.

-Juguetes sexuales -pronunció Candela-. ¿Vas a llevarte alguno?

-¡No! -exclamó Lali escandalizada-. ¿Estás loca?

-No, pero según parece tengo más esperanzas que tú.

-No creo que él sea de los que les gustan esas cosas -comentó Lali.

Peter ladeó la cabeza. Con la mujer adecuada, podría gustarle.

-Y además, ¿no te parece muy jugado? «¡Qué sorpresa! ¡Mira lo que tengo en la maleta!».

-Amiga, si este viaje lo vas a hacer para seducirlo...

Peter frunció el ceño. Ella había dicho que iba por trabajo.

-El viaje lo hago para conseguir un nuevo cliente para el estudio -puntualizó Lali-. Y, con un poco de suerte, conseguiré también al hombre.

Peter notó que lo decía con una sonrisa. Claramente, eso había sido parte de su plan desde el principio. Él también sonrió lentamente.

«Entra y deja de escuchar a escondidas», se dijo. «Sé considerado y hazle saber que estás aquí».

Justo cuando iba a hacerlo, Lali habló de nuevo.

-¿Crees que esto funcionará? ¿Qué él se dará cuenta que existo? ¿Qué me deseará?

«Sí», quiso gritar él.

-Quiero decir, después de aquellas copas, no me volvió a llamar.

Peter se quedó helado. ¿Cuándo la había rechazado?

-Fuiste una idiota por hablarle de Benjamín. Por supuesto que Pablo no te llamó, tú ya estabas ocupada. Pero ahora -dijo Candela-, ya no lo estás.

Pablo. Peter tragó saliva mientras el nombre le resonaba en la cabeza.

A quien Lali quería seducir era a Pablo Martínez. Y él era el idiota que le había preparado el camino. La frustración le encogió el estómago, seguida de una poderosa rabia. De ninguna manera se haría a un lado para dejarle el camino libre a Pablo Martínez.

Agarró la chapa de la puerta con fuerza, a punto de entrar y decírselo.

Pero algo lo detuvo. Tal vez fue el espíritu de Thiago Bedoya-Agüero, advirtiéndole de que aquello no era un obstáculo, sino una oportunidad que tocaba su puerta. Lo único que tenía que hacer era abrirla.

Continuará...

Laliter: "Lo que siempre deseé " Donde viven las historias. Descúbrelo ahora