28. Golpes por doquier.

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Una oleada de extraña sensación, como si fuese un vacío interminable, se apoderaba de mi cada noche desde que vine a Munich. 

Cada que despertaba me sentía débil, como si mis piernas no pudieran dar un paso más.

Comenzaba a preocuparme, pero nunca hice nada porque los demás se enteraran, de hecho, lo ocultaba más.
Mi piel empezó a hacerse más pálida, baje 4 kilos en menos de 2 días y los dolores de cabeza volvieron a aparecer.

Lo raro, es que ya comía a mis horas, tomaba mis vitaminas recetadas la última vez que ví a chuchito, comencé a correr de nuevo, de a poco, pero lo estaba haciendo.

Era la última en salir de la cama que compartía con Ámbar y Matteo, recuerdo como me reclamaron ese día.

Flashback

—¿Era necesario que nos escogieras justo a nosotros dos?— si las miradas matarán, seguramente ya lo estaría.

— Esto va a ser incómodo Tn— replicó Matteo.

— Yo sé yo sé son ex's, perooo— tome aire— deben dejar ya sus diferencias y rencores ustedes son importantes para mí, ambos, y no quiero estar dividiendome en dos cuando ambos me necesiten— tome la mano de ambos.

— Pero tn...— quiso seguir replicando Ámbar.

— Háganlo por mi, por favor, aprendan a convivir juntos sin mandarse miradas que sean asesinas, aprendan a perdonar— sentí como se apretó más el agarre de ambas manos, pero luego un asentimiento de cabeza de Matteo y Ámbar se dió a notar sonreí de oreja a oreja.

— Tal vez hasta podemos volver a patinar juntos— Hablo Matteo y extendió su mano hacia ella.

— Podríamos hasta ser amigos— dijo con pena y estrecho la mano que extendia Matteo

— Ven, no era tan difícil— los 3 reímos al mismo tiempo.

Fin del flachback

Cómo pude me levanté de mi cama, tome  mis cosas para asearme y entre al baño.

🐝

Todos estaban desayunando en el gran comedor que había, suerte que cambian, mis padres a pesar de ser su casa, no se presentaron en ninguno de los pocos dias que llevamos aquí, es raro considerando que mi mamá nunca deja la casa o más bien específicamente su oficina.

Tampoco había visto a el escuadrón de protección y mucho menos a Matías, parecía como si se estuviese escondiendo hasta en la más mínima roca.

Cansada de esperar que alguien se presente fui a buscarlos yo. Salí de casa luego de desayunar con los chicos del Roller, les daría un recorrido por Munich pero primero debo saber dónde está esa tumba.

Camine unas pocas casas y pude encontrar la casa oscura entre todas las blancas, los de protección preferían el gris así que pintaron su casa de gris, en realidad no desentonaba tanto con toda la privada al rededor.

Toque la puerta principal y espere a que me abrieran y así lo hicieron luego de unos segundos, un Gabriel despeinado y con baba seca en el cachete me miró adormilado unos segundos y luego su postura se hizo firme como la de un militar.

— Hola Gab, gusto en verte, quita ya la guardia ni que fuera Uribe— asintio y sonrió y volvio a una postura natural.

— Hola pequeñita, ¿Cómo te ha tratado la vida en argentina?— pregunto en Alemán.

La chica nueva / soy lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora