24. Sustos que no dan gusto.

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- La espera me está matando ¡joder!- abanico su camisa Marem.

- ¿Cuánto falta Darían?- preguntó Luna.

- 2 minutos, solo 2 minutos, aguanten un poco más- me limpie el sudor de la frente.

Hace media hora había tomado agua, demasiada, para que me dieran ganas de hacer pis y poder hacer la prueba de embarazo.

Estábamos sentados en el piso del baño a la espera de la respuesta.

Con los nervios al mil, pero con los ánimos como si alguien se nos hubiera muerto.

- Si sale positivo pido ser la madrina- levanto la mano Luna.

- Y yo el padrino, que yo he ido a por las pruebas- señaló lo evidente.

- Déjense de juegos que no tengo cabeza para eso ahora- les di un sape en la parte inferior de la cabeza.- ¿Que mierda voy a hacer yo con un bebé ahora?- me sobe la cabeza - No estoy mentalmente para tenerlo, mi vida se fue al carajo en 2 puñeteros días- las lágrimas empezaban a salir.

Y el silencio era lo único que reinaba en el lugar, pero no duro por mucho, el pitido del celular, anunciando la alarma que habíamos puesto empezó a sonar.

Me pare rápidamente del piso y con ello también los chicos, suspiré pesadamente con las manos temblorosas y levanté las pruebas de embarazo.

Mantenía los ojos cerrados.

- Joder! Vela ya que no pienso esperar 10 minutos más- dijo exaltada Luna. Asentí aún con los ojos cerrados y gire la prueba.

Con el último valor que pude reunir, abrí los ojos y pude ver la respuesta...

Negativa, la prueba era negativa...

Solté todo el aire que estuve manteniendo sin siquiera darme cuenta y sonreí mirando al cielo.

- Negativa- sonreí.

- Eres una caguetas- sonrió Marem y me abrazo.

- Ya me imaginaba a un baby en mi brazos- hizo la simulación de cargar a un bebé.

- Tu eres tonta de verdad- me tape la cara con la mano riéndome de su idiotez.

- Pues a dormir se ha dicho- se levantó de hombros Luna - Pero tienes que ir a un doctor en estos días, tienes hasta el viernes, si no le diré a Matías que llevas casi un mes sintiéndote de la mierda- advirtió antes de salir.

Desde ese momento entendí que ellos ya no estaban bajo mis órdenes, ahora se habían convertido en mis amigos y quizás hasta en mi familia. Porque nadie con ovarios le hablaría así a su jefa, solo lo harían las personas que te tienen total confianza , estarían en un momento así y te cuidarían así.

- Tiene razón, debes irte a checar, no es normal que te esté doliendo la cabeza al dar dos pasos, si no lo haces te llevaré arrastras hasta el hospital más cercano, aún que no te guste- palmeo mi hombro- buenas noches, no mamá- se burló antes de irse y cerró la puerta tras de si.

Lo peor que alguien puede aceptar es que alguien tenga razón, y ellos la tenían, porque se había descuidado tanto que nunca noto lo flaca que se estaba poniendo o que volvió a la dieta que tenía cuando patinaba para una competencia solo para no comer de más, no notaba las ojeras que cubría con corrector y base a pesar de que no le gustaba usar mucho maquillaje.

No notaba que sus vestimentas dejaron de ser tan coloridas y habían pasado a unas más oscuras y grises, o que la mayor parte de la semana utilizaba sudaderas grandes, pants y tenis deportivos, o que había dejado de patinar aún que no tuviera competencia, ahora solo lo observaba, que había dejado de correr, de dormir de corrido.

La chica nueva / soy lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora