38. Siento Que Me Ahogo.

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La visita de Gastón había hecho un cambio en mi rutina depresiva al menos, me bañaba más seguido, comía más y mantenía el departamento levantado.

Incluso había vuelto a ponerle el sonido al teléfono.

Por alguna razón Gastón fue mi empujón para seguir adelante y pensar que tal vez estaba siendo un poco exagerada, esa acción de venir a recoger mi desastre me había hecho volver a las terapias con la psicóloga, fue difícil luego de no contestarle por más de dos semanas.

Aún no salía del departamento, eso no había cambiado en nada, lo que cambio fue que ya no venían a tocar la puerta todos los días y eso de alguna forma me relajaba, Gastón venía dos veces por semana y me compraba biberes, es un poco consentidor, me compra lo que se me antoja y casi nunca me deja pagarle, he llegado al punto en el que le pongo dinero en la mochila a escondidas.

Hoy me sentía con fuerzas para dar un paseo en el parque, necesitaba la luz exterior, me veía más pálida de lo normal luego de no salir de casa por un buen tiempo.

Así que tome unos lentes de sol, la sudadera de Marem y las llaves del departamento y salí, por primera vez en mucho tiempo salí.

Llevaba los audífonos con la música a todo volumen, no tarde mucho tiempo en llegar al parque, era liberador volver a respirar aire fresco, aún que el día estuviera nublado, eso lo hacía más lindo.

Mientras caminaba y veía los árboles, las gotas de lluvia empezaron a caer de los árboles, pero no quería volver a casa en ese momento así que me senté en el pasto mojado y dejé que la lluvia me empapara todo, aún que después me diera un resfriado.

— ¿Tn? — Hablo una persona atrás de mi. Una mujer.

Gire mi cabeza un poco y pude visualizarla por el rabillo del ojo.

— Hola Juliana— llevaba un paraguas en la mano que tenía libre y con la otra detenía su bastón y su bolsa.

— ¿Te encuentras bien? No hemos sabido de ti en mucho tiempo— susurro.

— Necesitaba un tiempo del mundo exterior, estoy bien.

— Me alegra escucharlo mi niña— quito su paraguas dejando que se moje y se sentó a mi lado. — No desaparezcas así de nuevo, me preocupé.

— Lo siento, no pensé en lo que les causaría, es la primera vez que salgo de la casa luego de ese día, estaba cansada, emocionalmente me decai— gire a verla — Gastón ha estado cuidando de mi desde hace dos semanas o tal vez más.

— ¿Gastón?— levanto su ceja, pero asentí— con razón ha dejado de preguntar por ti, ¿Por qué no dijo nada?— se empezó a molestar.

— Yo se lo pedí, no quería que siguieran tocando la puerta de mi casa, así que le dije que si le preguntaban, que dijera que estaba de viaje, todo este tiempo he estado aquí.

— Matías llamaba cada martes, jueves y domingo para saber si ya habías aparecido.

— Hace un tiempo le mande mensaje, por eso ya no lo hace, sabe que sigo viva y que estoy bien, volveré al Roller en unos días a despedirme.

— ¿Despedirte?— dijo confundida.

— El aire de aquí es limpio, pero necesito seguir sola, está vez no llevaré a ninguno de los chicos, ni a ti— mencioné — Quiero reconstruir mi mente de nuevo, estoy tan desesperada y emocionalmente inestable que todo me lástima, no importa que sea, siempre lo siento como si me clavaran un cuchillo en la espalda.

— Entonces. ¿Te irás? ¿ A dónde?

— Iré a Rusia, tengo un trabajo allá para entrar a unos chicos, hace semanas que aceptaron mis papeles como entrenadora. Me iré en unos días.

La chica nueva / soy lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora