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Julián

En los últimos meses una botella de alcohol se volvió mi mejor amiga. Llegué a casa después de ver a María casarse frente a mi, tome una botella de black lavel e hice fondo blanco sintiendo mi garganta quemar.

Le envié un par de mensajes que no contesto, seguramente está en su noche de bodas, ni cabida al teléfono y yo rogando por un poco de atención. Me senté en el sofá mientras el parlante reproducía “como antes ”. Me sentía un pelotudo al no poder intervenir en esa boda, también al no decirle lo que sentía por ella. Escuché la puerta principal de mi casa abrirse dejándome ver una figura femenina.

— ¿Otra vez, Julián?— se poso frente a mi por los brazos cruzados — ya hablamos de eso— me saco la botella de alcohol para después deshacerse de ella.

— déjame en paz, Lucia. No sabes lo que siento— de sentó a mi lado soltando un suspiro.

— sos mi único hermano y no se que haría sin vos, Julián. La última vez que te pusiste así fue por Emil…— no la deje terminar la frase.

Emilia fue una chica que conocí cuando tenía 24, comenzamos a salir un par de meses, tuvo un accidente en una moto quemando en coma por dos meses. Cuando despertó su familia la llevo a Canadá.

— no la menciones otra vez— me recosté en su hombro mientras me abrazaba— conocí a una mina, se caso, lu. Yo era su doble vida…— quería llorar abrazado de mi hermana como cuando éramos niños y mamá nos retaba.

— ay Julito, quisiera romperte la cara por pelotudo, pero entendiendo lo que sentis— me abrazo con fuerza— vamos a acostarte, necesitas descansar— asentí y me ayudó a llegar a mi habitación.

Mi hermana era la única mujer que podía salvarme de cualquier boludez que hacía. Mamá había muerto hace más de un año y papá está con su otra familia. Lucía y mi sobrina, cata eran mi única familia y sobre todo estos últimos meses ya que Lu se había separado del padre de cata.

𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora