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María
|Semana 39|
1:31 a.m

Me encontraba entre cuatro paredes blancas, sola con contracciones mientras estaba sentando en una pelota para poder dilatar más. El miedo me invadía, solo lloraba sin saber lo que más me dolía, si el motivo de estar sola o el dolor.
Julián nunca atendió mis llamadas, ni respondió mis mensajes, estaba en el estudio desde la mañana que salió y no regreso. Conduje hasta acá aún sin saber cómo lo hice.
Mi obstetra entraba cada tanto para hacer la revisión de la dilatación aunque desde hace una hora estoy en tres.

—¿Estará alguien con vos?— pregunto después de hacer la ecografía para verificar que Romeo estuviera en posición.

— no sé, creo que no— traje saliva y ella me miró.

—¿Querés que llame a alguien? No estás en muy buenas condiciones para que estés sola en esto— limpio mi abdomen.

— ahora llamaré a alguien— asintió y salió, tome mi teléfono y marque a Geraldine. Un tono, dos tonos, atendió.

—¿Hola?— escuché su voz y me emocioné—¿Mari?.

— ¿Geri? Hola— dude un momento en que decir— ¿Cómo estás?—.

— bien, ¿Vos?— me dió una contraccion y me queje— ¿Estás bien?

— ¿Estás ocupada?— respire profundo mientras caminaba por la habitación.

— no, tranqui. ¿Necesitas algo?— su voz preocupada se hizo presente.

— ¿Podés venir al hospital?— un silencio se hizo presente unos segundos, seguramente procesando todo.

— mándame la ubicación — corto y pase la ubicación por Whatsapp.

Intente llamar a Julián una vez más, está vez nisiquiera se escuchaban los tonos solo mandaba al buzón directamente. Seguí insistiendo hasta que atendió pero al toque corto.

La puerta se habrio dejándome ver a mi hermana mayor, fui abrazarla con fuerza como si fuera a irse las ganas de llorar se hicieron presentes nuevamente.

—¿Por qué nunca me dijiste que estás embarazada?— me miró sorprendida.

— mamá nunca atendía el teléfono, creí que todos estaban enojados al igual que ella— me separé para mirarla.

—¿Y él padre?— miró para todos lados de la habitación — ¿Sabes quién es?—.

— obvio, solo que en la mañana salió y no me atiende en teléfono— su mirada estaba puesta en mi shockeada.

— ¿Lo llamo?— negué y seguí haciendo todo los ejercicios de la obstetra me indico.

3:49 a.m

Me entraron a la sala de partos después de casi tres horas llegué a los diez centímetros de dilatación, Julián nunca llegó así que conmigo estaba mi hermana.

— ¿Estás lista?— negué ante la pregunta de una de las médicas que atendían el parto.

— vos podés— me alentó mi hermana tomando mi mano.
En menos de quince minutos, Romeo ya estaba en mis brazos llorando y buscando mi pecho para alimentarse.

— es muy lindo— me abrazo mi hermana y asentí— felicidades, Mari — dejo un beso en mi frente y salió. Tendría que llevarme a una habitación donde recibiría visitas, primero tenían que hacer revisiones en rome y en mi.

Después de un rato me llevaron a la habitación y ahí estaba Lucia y Julián, evite su mirada aunque estuviera frente a mi. Una doctora tomo a Romeo para dejarlo en la cuna dormido.

— ¿Cómo estás?— pregunto Lucia.

— bien, un poco cansada— me límite a responder

— ¿Querés que te traiga algo de comer?, iré por un café— negué y salió de la habitación dejándome solo con Julián.

— ¿Cómo llegaste hasta acá?— pregunto sentándose a mi lado.

— en auto, conduciendo— respondí restándole importancia mientras acomodaba la ropa del bebé.

— Mari, perdón— bajo su cabeza.

— no me importa — guarde la ropa ya acomodada— no sé porque te disculpas.

— no tenía señal por eso no atendí— se escuso— no era mi intención—

— no necesitas mentir, tus amigos subían historias y sos el único que no tenía señal. Ahórrate tus disculpas, me importan una mierda porque claro está que no estuviste en el estudio, tenés un re chupete en el cuello y te haces el digno de venir ¿Para que? Ya pari sola, llegué acá sola, te llamé mil veces y no atendiste. Es tú hijo, boludo. solo tenía que estar para verlo a él — intente no llorar— andate, de piola que no me siento bien para estar con vos.

— no es lo que pensas, amor. No quiero discutir acá, estemos bien y en casa hablamos— tenía ojos de perro arrepentido, lo ignore por completo rodando los ojos.

— andate— evite su mirada — posta, vete. Anda a coger o que se yo— Lu entro a la habitación mirando las a los dos.

—¿Paso algo?— ninguno respondió y Julián solo salió— Mari.

— boludeces— respondí sin mirarla —¿Sabes dónde estaba?—

— ¿Julián? No, solamente me mandó mensaje diciéndome que Romeo estaba por nacer— se sentó a mi lado —¿Por qué?—.

— salió desde muy temprano diciendo que iri al estudio, no me atendía y tiene un chupete en el cuello— dije lo último en un susurro— estoy exagerando posiblemente.

—no,no yo también lo ví y creí que fuiste vos. Mari, se que te sentís mal por lo que estás pasando, pero tampoco podés negar el sentir dolor, te apoyaré en todo momento y si querés separte de mi hermano, hacelo— sonrió a boca cerrada— descansa, tuviste un día complicado.

Mis ojos pesaba un poco a poco fui cerrandolos hasta caer en un sueño profundo, no escuché los llamo de mi hijo, ni voces de otras personas.

𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora