Final

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Después de tres años fuera del país, María decidió regresar junto con su hijo para que esté comenzará el jardín y pudiera estar con su padre. La morocha estaba cambiaba, tanto mentalmente como físicamente, su carrera creció aún más, pero era hora de tomar un descanso.

Tomaron camino a su antigua casa donde posiblemente se encontraría su ex amor y padre de su hijo, no sabía si su reacción sería buena o de lo contrario llevarse una sorpresa de que estuviera con alguien más.

Cuando estuvieron frente a la puerta de esa casa dudo unos instantes en tocar el timbre pero aún así lo hizo, alzó a su pequeño hijo él cuál, tenía una pequeña mochila de autito junto a un conjunto azul con pequeños dubujos de dinosaurios. De pronto la puerta se abrió dejando ver al antes rubio sin camisa como si recién ubiera despertado.

— ¡Papá!— grito el menor emocionado, las llamadas por facetime no faltaron estos años a pesar de la mala relación que tuvieron sus padres, hacían lo posible para que su hijo estuviera bien y que ambos lo vieran crecer.

— ¡Mi vida!— Romeo le dió los brazos a lo que su padre respondió dándole un fuerte abrazo— que grande estás— la babarba ya crecida de Julián hacian cosquillas al menor haciendo que se riera.

— hola— saludo la morocha de ojos verdes al ver a su ex pareja. Este la observo de arriba abajo percantandose de lo cambiada que estaba. Su cabello largo fue cortado, tenía nuevamente el piercing en la nariz y algunos tatuajes más.

— hola, María — le dió una sonrisa a boca cerrada— ¿Por qué no me avisaron que venían? Pude ir por ustedes al aeropuerto—

— queríamos llegar de sorpresa, nadie sabe que estemamos aquí—

—pasa— se hizo a un lado q lo que negó.

— tenemos que ir al hotel para dejar las valijas y que Romeo tome una siesta— rascó su nuca un tanto nerviosa, a pesar de las llamadas que hacía su hijo, ella nunca hablaba con Julián nisiquiera miraba la camara.

— quédense acá, ¿Cuánto tiempo estarás aquí?— el ojiverde se recargo en el marco de la puerta aún con su hijo en brazos.

— no quiero molestarte justamente porque Romeo entrara al jardín así que nos quedaremos en Buenos Aires—

— me quedo con papi— se abrazo el menor del cuello de su padre para que no lo sacará de sus brazos— ¿Verdad papi que con vos me quedo?— Julián asintio ante la pregunta del menor. Para su corta edad era sorprendente la manera que hablaba.

— ¿Puede quedarse con vos mientras voy al hotel y dejo las valijas?— pregunto María un poco dudosa.

— quédate vos también, Posta no me jode que vos también estés aquí y así hablamos del nene— la morocha dudosa un momento para soltar un suspiro.

— está bien, solo algunos días en lo que encontramos una casa y un jardín— desordeno el cabello de su pequeño hijo.

— vamos a estar juntitos— aplaudió con emoción Romeo abrazando a sus padres juntos.

Entraron a casa junto las valijas, Romeo fue al jardín corriendo con las perras que ya estaban muy grandes.

— estás…diferente— hablo el morocho cuando estuvo frente a su ex.

— ¿Me veo mal?— soltó una risa— Romeo me convenció para cortarme el cabello y volver al arito—

— no, no te ves linda— hizo que María se sonrojara ante el comentario de este— perdón si te incómodo—

— tranquilo, es raro estar otra vez juntos, ¿No?— ambos asintieron— estás re diferente, el gym está dando sus resultados— la morocha quería morirse ante el comentario que habia hecho, desde que llegaron los habia notado, su boca no conecto con su mente— perdón— Julián comenzó a reír a carcajadas al ver como María trataba de ocultar su cara colorada entre sus manos.

— seguís chamuyando como las mejores— le levanto para sentarse a su lado y pasar su brazos por sus hombros— te extrañe— sus bocas estaban a pocos centímetros, la tensión sexual seguía intacta a pesar de los años.

— mamá ¿Puedo nadar en el lago?— entro Romeo haciendo que sus padres se separen rapido.

— no sé puede, mi amor— el menor hizo puchero— ¿Le diste a papá los regalos?— nego y fue corriendo por su bolso para sacar un par de cochesitos y motos de colección.

— mamá los compro para que yo te lo obsequiará— mire a Romeo mal y este rió— yo te los compré con dinero de mamá. Perdón mami pero vos decís que está mal mentir—

— ¿Mamá te dijo que mintieras? Que mal ejemplo— nego Julián divertido.

— solo era una pequeña mentira— la morocha se hizo la ofendida.

— mami, tengo sueño— Reininger menor comenzó a refregar  sus ojos después de un  bostezo.

— vamos a tu habitación — lo alzó Julián subiendo al segundo piso, a su tras también la morocha fue ya que Romeo dormia con su madre para evitar las pesadillas— ¿Dormís con él?—

— solo evito las pesadillas — se encogio de hombros acostándose a lado del menor, este comenzó a cerrar sus ojos poco a poco mientras jugaba con los dedos de su progenitora hasta quedarse profundamente dormido.

— ¿Ya?— asintió María levantándose sin mover mucho a su pequeño— que rápido— salieron de la habitación juntos.

— ¿Vivis solos?— pregunto María cuando volvieron al living.

— ujum, algunas veces Lu viene a quedarse acá con cata— se quedaron en un silencio por un tiempo muy largo mientras se miraban a los ojos— ¿te dije que te extrañe?— ya morocha todo los ojos divertida dándole un abrazo.

— si, pero quería que lo hicieras otra vez— sonrió quedando nuevamente a centímetros.

—¿Hacer qué?— hizo una mirada pícara— o sea decirte que te extrañe—

— y si tonto, ¿Qué más va a hacer?—

— me estás chamuyando, María de los Ángeles. No me mientas— en un movimien hizo que se sentará en sus piernas— te quiero, loca—

— yo a vos, loco— unieron sus labios nuevamente en un largo beso el cuál demostraba lo mucho que se extrañaban él uno al otro. Aunque los años pasara y tuvieran problemas siempre serían ellos dos. Todo comenzó como simples noches y, a pesar de que la relación no funcionó muy bien, ese listón rojo estará uniendo sus caminos sin llegar a un final. Posiblemente su historia recién comienza dando paso a ser una familia y por fin mirar juntos “el amanecer”.

𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora