Fuiste casualidad... ❤️

Capitulo 13

Le vi parado en la puerta de mi camerino, paso y cerró la puerta detrás de él, yo me metí en el baño y me puse el vaquero y el top que me había traído, tenía idea de quedarme un rato hoy en la discoteca, pero después de esto no sabía que iba a hacer.

- sabía que eras tú. - dijo Héctor.
- que pasa Héctor ?
- la chica que te dije esa noche.. eras tú
- Héctor ...
- no tn, Héctor no... por qué no me dijiste que trabajabas aquí.
- es un trabajo más Héctor por dios.

Estabas muy nerviosa, Héctor había descubierto a lo que te dedicabas. La mirada que tenía no sabías si era a bien, o era de pena por mi trabajo.

- no me gusta que trabajes aquí tn...
- es pasajero, pagan bien y puedo dar a mi hermano la vida que se merece.
- solo trabajas de esto?
- no, con lo que estoy sacando de aquí estoy montando una academia de baile, pero necesito dinero.
- te dejo to lo que necesites tn, pero no vuelvas aquí por favor.
- no necesito la caridad de nadie Héctor. Hazme el favor y vete. Me has ofendido

El se quedó en la puerta mirándote con la cara triste, miró al suelo y antes de irse se dio la vuelta.
- no es caridad tn, es intentar que tanto tú como tu hermano tengáis un buen futuro, esto no es vida trabajando todas las noches y sin descansar apenas de día por que tienes que cuidar a tu hermano.

Se dio la vuelta y se fue... la noche no podía ir a mejor (irónicamente).
Bajaste a la barra y decidiste tomarte una copa, a lo lejos viste a un viejo amigo, habías estado quedando con él y liándote en varias ocasiones.

- tienes mala cara nena, estás bien?.
- hola trece. No... la verdad que no edtoy bien.
- necesitas hablar? -dijo trece.
- quiero una copa...

Automáticamente trece apareció con una copa para ti, empezaste a beber, esa noche te daba completamente todo igual.
Héctor estaba en el reservado con sus amigos y amigas.
Tú estabas en la barra chupito iba chupito venía... copa tras copa.
A las 7 de la mañana la discoteca cerraba. Saliste a la puerta a esperar un taxi.
Héctor pasó por tu lado agarrado a Atenea, se paró delante tuya y la besó.
Te caiste de rodillas delante suya y no podías parar de mirar, Héctor la dio la mano y se fueron.