Capitulo 2

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Con los primeros destellos del sol, Duxo se despertó en las primeras horas del día, aproximadamente a las 8 am. Mientras tanto, Aquino, demostrando su respeto, había optado por descansar en un improvisado cama en el suelo, negándose a profanar la cama de su "rey". Al despertar, Duxo buscó señales de Aquino y encontró su cama meticulosamente ordenada, impregnada en el aire con el tentador aroma de un desayuno recién preparado.

Dirigiéndose hacia la cocina, Duxo descubrió a Aquino luciendo un delantal con elegancia, sirviendo con gracia la comida. -Disculpa por utilizar su cocina sin permiso, pero como muestra de mi gratitud por tu amabilidad, he preparado el desayuno-, expresó Aquino, su sonrisa radiante aún tras la mascarilla. -No te preocupes, se ve delicioso- , respondió Duxo, acercándose a la mesa con entusiasmo y tomando asiento para deleitarse con la festiva sorpresa.

Aquino permaneció de pie, esperando su aprobación. Duxo, un tanto tenso por la expectativa en su mirada, probó la comida y no pudo evitar deleitarse con su sabor. -¡Está delicioso! No sabía que cocinabas tan bien. Me encantaría probar más de tu comida-, expresó, disfrutando cada bocado. Orgulloso, Aquino respondió: -Me alegra que te guste, y si me lo permites, cocinaré para ti siempre- . Ante la estática postura de Aquino, Duxo lo invitó a sentarse juntos.

Entre bocados compartidos en un silencio cómodo, Duxo decidió abordar la difícil realidad de su situación. -Aquino, debes comprender que este universo es muy diferente al tuyo- , dijo, capturando la atención de su compañero. Tras un suspiro nervioso, Duxo continuó: -Tú no eres mi Aquino, y yo no soy tu rey- . La decepción se reflejó en los ojos de Aquino, quien interrumpido por Duxo, respondió: -He jurado lealtad, cumpliré con mi deber- . Sin embargo, Duxo insistió en la realidad de sus mundos alternativos y en la necesidad de encontrar una solución para ambos.

Con una sonrisa reconfortante, Duxo propuso mostrarle su mundo a Aquino y presentarlo a los demás. Juntos, visitaron a amigos preocupados, explicando la situación y recibiendo comprensión y apoyo. Sin embargo, las palabras de C3jo dejaron una semilla de preocupación en la mente de Duxo, -¿Crees que nuestro Aquino pudo a ver muerto?- . Enfrentándose al miedo de perder a su Aquino original.

Al regresar a la casa de Duxo, el día había llegado a su fin, dejando una estela de agotamiento y tensión en el aire. Duxo se dejó caer pesadamente en el sofá de su sala, su mente agotada y su corazón cargado de angustia. La voz de C3jo resonaba en su cabeza, llenándolo de desesperación y dudas. -¡Mierda! ¿Por qué diablos me está pasando esto a mí?-, exclamó en un arranque de ira, mientras lágrimas escapaba de sus ojos, marcando su rostro con una dolorosa expresión.

En medio de esa tormenta emocional, Aquino observaba la escena con cautela, sin saber cómo consolar a Duxo o qué decir en un momento tan desgarrador. Se acercó a su lado con timidez, sintiendo la impotencia de no poder aliviar el dolor de su amado. -¿Te molesta que esté aquí?-, preguntó Aquino, con una frialdad que reflejaba su propia incomodidad. Duxo, luchando por contener sus emociones, intentando en vano secar las lágrimas que inundaban sus ojos. -No es eso... ¿o sí? ¡No lo sé!-, murmuró, lleno de confusión y desesperación.

Con un gesto de disculpa, Aquino reconoció su impotencia frente a la tormenta emocional de Duxo. Pero Duxo sabía que no era el culpable de su sufrimiento. -No es tu culpa... Debería haber sido más fuerte- ,  murmuró Duxo entre sollozos, levantándose del sofá con cierta determinación. Ante la pregunta de Aquino sobre su lo, Duxo respondió con determinación: -Tengo que encontrar una solución a este problema... y debo regresar a un lugar especial-. Aquino agregó -Lo acompañó, no irá sólo.- . Antes de retirarse a su habitación, Duxo aseguró a Aquino: -Saldré temprano mañana.-

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora