Capítulo 21 (ahora si)

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[Subi el capítulo 21 sin querer y aún no estaba terminado y solo era una versión beta, ese iba mas para capítulo 22 que 21. Perdón, este si es el verdadero😭]

Aquino se despertó con el cielo aún oscuro, la tenue luz apenas insinuándose en el horizonte. A su lado, Duxo dormía profundamente, su respiración serena, ajeno a los conflictos internos de Aquino. La misión, las emociones que había intentado suprimir, todo lo había dejado exhausto, pero allí estaba, a solo centímetros de él, y Aquino no podía evitar sentirse abrumado por una mezcla de nostalgia, tristeza e incertidumbre.

Con cuidado, Aquino se deslizó fuera de la improvisada tienda, procurando no despertar a Duxo. El aire fresco de la mañana lo recibió, despejando un poco el torbellino en su mente. Caminó en silencio hasta una pequeña colina cercana, desde donde podía observar la vasta extensión de la selva que se desplegaba ante él. Los primeros destellos del amanecer pintaban el cielo de suaves tonos dorados, pero ni siquiera esa belleza lograba aliviar el peso en su pecho.

Con manos temblorosas, Aquino sacó el artefacto que habían recuperado del templo. La luz del amanecer reflejaba un brillo místico en su superficie, un resplandor que parecía contener promesas de regreso a su hogar. Un hogar que, por mucho tiempo, había anhelado con desesperación. Pero ahora, al sostener ese objeto entre sus manos, Aquino comenzó a dudar.

Las palabras de Duxo resonaban en su mente, llenas de arrepentimiento y sinceridad. Y también las de Mictia, quien le había ofrecido su apoyo incondicional. Todo lo que había vivido en este mundo desfilaba ante sus ojos: los momentos de alegría, los de dolor, y los de confusión. ¿De verdad podía dejar todo eso atrás? ¿Podría dejar a Duxo, a Mictia, a este lugar que, de alguna manera, también había llegado a significar algo para él?

Duxo, al no sentir a Aquino a su lado, despertó sobresaltado. Salió rápidamente de la tienda, la mirada inquieta hasta que lo vio a lo lejos, sosteniendo el artefacto y contemplando el horizonte. Con pasos cautelosos, se acercó, temeroso de interrumpir, pero incapaz de quedarse quieto.

—No puedo dormir más de cinco minutos sin que desaparezcas —dijo Duxo en un tono juguetón, intentando romper la tensión con una pequeña broma.

Aquino no se volvió para mirarlo, pero sus labios esbozaron una sonrisa melancólica que, incluso detrás de la máscara, Duxo pudo percibir. —No puedo evitarlo... Hay demasiadas cosas en mi mente —respondió Aquino con un tono distante que hizo que el corazón de Duxo se encogiera.

Duxo bajó la vista hacia el artefacto en las manos de Aquino, y suspiró. Sabía lo que significaba, lo que Aquino estaba considerando, y el nudo en su garganta se hizo más apretado. —Entiendo que quieras volver a tu mundo... Si yo estuviera en tu lugar, probablemente también lo desearía —dijo Duxo, intentando sonar comprensivo, aunque su voz temblaba ligeramente.

Pero en su interior, Duxo no quería dejarlo ir. Sabía que, si realmente lo amaba, debía respetar la decisión de Aquino y apoyarlo en todo lo que eligiera.

—¿De verdad lo entiendes? —preguntó Aquino, finalmente volteándose para mirarlo. Sus ojos estaban llenos de dolor y confusión.

—Sí —respondió Duxo con firmeza, aunque su corazón latía con fuerza—. Pero eso no significa que no desee que te quedes. Solo quiero que hagas lo que te haga feliz, Aquino. Ya no quiero forzarte a nada, ni mentirte. Haré lo que sea por ayudarte, sea lo que sea que decidas.

Aquino bajó la mirada hacia el artefacto, su mente todavía enredada en un torbellino de emociones. Las palabras de Duxo lo conmovieron profundamente, pero no fueron suficientes para calmar la tormenta que rugía dentro de él.

—No sé qué hacer, Duxo... Quiero volver a mi mundo, pero al mismo tiempo, siento que ya no pertenezco a él de la misma manera que antes. Este lugar, tú, Mictia... todo esto me ha cambiado. Pero aún así, me pregunto si debería renunciar a lo que era para quedarme aquí. ¿Y si no soy capaz de ser feliz en ninguno de los dos mundos?

Duxo dio un paso hacia él, sin invadir su espacio, pero queriendo estar cerca. —No tienes que decidirlo ahora. Tómate tu tiempo. Y recuerda, no importa lo que decidas, siempre estaré aquí para ti. No voy a abandonarte, incluso si decides irte.

Aquino sintió una punzada en el corazón al escuchar esas palabras. La idea de dejar a Duxo lo destrozaba, pero quedarse, con todas las dudas que lo asediaban, también parecía insoportable.

—Gracias... —murmuró Aquino, apenas encontrando la fuerza para pronunciar esa simple palabra.

El silencio cayó entre ellos mientras el sol ascendía lentamente, iluminando el mundo que los rodeaba. Juntos, pero a la vez distantes, comenzaron su camino de regreso, cada paso cargado de sentimientos no expresados y de una tensión que solo el tiempo, o una decisión final, podría resolver.

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora