Capitulo 15

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Aquino deseaba con todo su corazón que las sospechas que tenía sobre Duxo fueran erróneas. Cada pensamiento, cada duda, le pesaba como una losa, deseando en silencio que estuviera completamente equivocado. Esa noche, mientras yacía en la cama, no podía evitar observar a Duxo. Dormía tan plácidamente, tan vulnerable en ese momento, que Aquino se convenció de que debía estar equivocado. ¿Cómo podría alguien con esa apariencia tranquila y pacífica estar ocultando algo tan serio?

Pero la duda seguía ahí, como una sombra persistente que no podía ignorar. Con cuidado, Aquino se escabulló de la cama, tratando de no despertar a Duxo. Sus pasos lo llevaron, casi de manera automática, a la zona de encantamientos. El corazón le latía con fuerza mientras buscaba aquel libro que había visto anteriormente. Lo encontró rápidamente, pero al sostenerlo en sus manos, dudó. ¿Realmente quería hacer esto? Miró el grimorio durante unos largos segundos, luchando entre el deseo de confiar en Duxo y la necesidad de confirmar sus sospechas.

Su mano tembló ligeramente mientras sostenía el libro. La ansiedad lo inundaba, el sentimiento de traición y desconfianza lo hacía sentir miserable. Cada segundo que pasaba en esa incertidumbre se convertía en una eternidad de tortura interna. Finalmente, Aquino decidió que no podía seguir en la oscuridad. Tomó el libro y lo ocultó, decidido a investigar más a fondo en cuanto amaneciera. Sabía que necesitaría ayuda, pero de Duxo no. Tal vez Mictia... sí, ella debía saber algo. Después de todo, en su universo, era una bruja; ¿por qué no podría serlo también aquí?

Aquino regresó sigilosamente a la cama, solo para ser recibido por un Duxo medio dormido que lo abrazó por la cintura.

—¿Dónde estabas?...— murmuró Duxo con voz somnolienta, su respiración cálida contra la piel de Aquino.

Aquino se tensó al escuchar su voz, sintiéndose culpable por lo que estaba haciendo a espaldas de Duxo.

—Solo fui por un poco de agua...— respondió Aquino, tratando de sonar convincente. Le devolvió el abrazo, acariciando suavemente el cabello de Duxo y plantando un beso en su frente. —Vuelve a dormir— le susurró.

El siguiente día llegó, y la rutina comenzó como de costumbre. Aquino preparó el desayuno y ayudó a Duxo en algunas tareas cotidianas, pero su mente estaba en otra parte, planificando su próximo movimiento. Finalmente, decidió que era hora de ir a ver a Mictia.

—Duxo, saldré por un rato— anunció Aquino antes de salir de la casa. Gracias a Duxo, conocía bien la ubicación de cada uno de los WBNS, así que no tuvo problema en encontrar la casa de Mictia. Tocó la puerta con un nerviosismo palpable, esperando que ella estuviera allí.

Después de unos segundos, escuchó una voz femenina desde el interior.

—¡Ya voy!— respondió Mictia. Cuando abrió la puerta y vio a Aquino, su sorpresa fue evidente.

—¿Aquino? ¿Qué haces aquí?— preguntó con tono curioso, aunque había un toque de preocupación en su voz.

—Lo siento si te interrumpí, pero necesito tu ayuda— dijo Aquino, intentando mantener la calma, aunque su tono serio y la súplica en sus ojos lo delataban. —Es algo importante...

Mictia lo miró, notando la urgencia en su mirada. Lo invitó a pasar.

—¿Qué es lo que pasó?— preguntó con preocupación mientras lo guiaba al interior.

Aquino, con un gesto misterioso, sacó el libro que había tomado prestado.

—Es un libro de hechizos... ¿sabes sobre magia?— preguntó, entregándoselo con la esperanza de que ella pudiera ayudarlo a desentrañar sus secretos.

Mictia lo tomó entre sus manos, frunciendo el ceño. —Lo siento, Aquino, pero no sé mucho sobre magia. ¿Por qué no le preguntas a Duxo? Él debería saber más sobre estas cosas— sugirió, esperando que Aquino encontrara una solución en él.

Aquino negó con la cabeza, su voz cargada de emoción. —No puedo hablar con Duxo sobre esto... Sé que no soy quien tú quisieras que fuera, pero necesito tu ayuda— imploró, sus ojos suplicantes.

Mictia, incapaz de resistirse a su petición, aceptó ayudarlo. Se sentaron juntos, intentando descifrar el contenido del libro. Ninguno de los dos era experto en magia, y el proceso fue lento y frustrante. Aun así, Mictia intentó distraer a Aquino del tema con conversaciones ligeras, buscando una manera de acercarse más a él. Sabía que no sería fácil, pero quería construir una relación más cercana.

Pasaron poco más de una hora y media juntos, pero eso fue suficiente para que Duxo comenzara a preocuparse por la ausencia de Aquino. La ansiedad se apoderó de él, y decidió ir a buscarlo a la casa de Mictia.

Cuando Duxo llegó, Mictia lo recibió con una sonrisa, aunque había un matiz de incomodidad en sus gestos.

—Aquino estaba aquí conmigo, no te preocupes— le dijo, intentando calmarlo.

Aquino, al escuchar la voz de Duxo, rápidamente ocultó el libro, sin dejar rastro de lo que habían estado haciendo.

—¡Aquino! Me tenías preocupado— dijo Duxo al entrar, abrazándolo con fuerza. Su alivio era palpable.

—Lo siento, me tardé demasiado— respondió Aquino con nerviosismo, sintiendo el peso de su secreto.

—No te preocupes, está bien. Solo me preocupé un poco— dijo Duxo, suavizando su tono al notar la tensión en Aquino. Mictia, sintiéndose fuera de lugar, observó cómo la conexión entre ellos volvía a brillar, sumergiéndolos en su propia burbuja.

Finalmente, Aquino y Duxo regresaron a casa, caminando lado a lado en un silencio cómodo, como si el mundo se hubiese reducido solo a ellos dos. Sin embargo, mientras los dos se alejaban, Mictia se quedó en la puerta de su casa, observándolos mientras sus pensamientos revoloteaban inquietos. El hecho de que Duxo, su amigo de confianza, pudiera estar ocultando algo tan significativo le dejó una sensación de desasosiego.

Mictia no había pensado que Duxo, tan cercano y transparente a lo largo de los años, pudiera ocultar cosas asi, pero en ese momento todo parecía posible. Con un suspiro pesado, sus emociones se mezclaron entre la preocupación por ellos y la incertidumbre de no saber en qué dirección se encaminaban las cosas. Se recostó contra el marco de la puerta, sintiéndose agotada.

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora