Capitulo 13

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Tras largos días de ardua construcción, la casa finalmente estaba terminada. Duxo, satisfecho con el resultado, decidió celebrar con una cena junto a Aquino, agradecido por su ayuda constante. Habían pasado por mucho juntos, y esta era una forma de compartir un momento de tranquilidad junto a él.

No era una gran celebración, solo una cena sencilla con la compañía del otro. Ambos estaban en la cocina, y Duxo comentó:

—Parece que la cena casi está lista, ¿puedes pasarme esa cuchara?

—Claro, aquí tienes. Sabes, me recuerda a cuando cocinaba con..... en mi mundo— respondió Aquino, entregándole la cuchara. Sus palabras estaban cargadas de nostalgia, pero también de agradecimiento por el momento presente. Duxo sonrió, intentando animar el ambiente.

—Bueno, hagamos que esta cena sea especial.

La cena ya estaba lista, y ambos se sentaron para disfrutarla, conversando y riendo juntos. La comida, aunque simple, tenía un sabor especial gracias a la compañía y al esfuerzo compartido. Al terminar de cenar, Duxo sugirió sentarse junto a la chimenea. Se acomodaron en un sillón grande, disfrutando del calor y la tranquilidad de la noche.

—Realmente extraño mi hogar. Es difícil pensar que no pueda volver— dijo Aquino con tristeza. Sus ojos reflejaban la melancolía que sentía por su mundo perdido. Duxo suspiró, sintiéndose incómodo con el tema, pero comprendiendo el dolor de su amigo.

—Entiendo lo que sientes, y te ayudaré. Encontraremos la forma de que vuelvas, juntos— respondió Duxo. Sus palabras eran sinceras, aunque sabía que no sería nada fácil, e incluso su interior era invadido por la culpa. Aquino le regaló una pequeña sonrisa, agradecido por el apoyo.

—Gracias. Saber que estás aquí hace todo más fácil— dijo Aquino, sintiendo un calor reconfortante en su pecho.

—Ven, las estrellas se ven hermosas afuera— dijo Duxo sonriendo y extendiéndole la mano para salir.

Ambos salieron de la casa para dar un pequeño paseo por el bosque cercano, admirando la noche estrellada y fría. Caminaban y Aquino lograba relajarse, dejando ir aquellos pensamientos que lo deprimían, respirando el aire fresco de la noche. La luna brillaba intensamente, iluminando su camino y dándoles una sensación de paz.

Unos sonidos extraños los sacaron de su tranquilidad. Aquino, por reflejo, se puso en guardia, mientras que Duxo, tranquilo, se acercó a los arbustos y vio un ave enredada entre las ramas. Sus plumas destellaban bajo la luz de la luna, reflejando colores que parecían casi mágicos.

Aquino se acercó y, con la ayuda de ambos, lograron liberar al ave, que voló por la noche estrellada. Ambos se miraron y soltaron una pequeña risa. Se acercaron a un árbol y se sentaron, observando las estrellas. La atmósfera era mágica y llena de posibilidades. Aquino, sintiendo una conexión profunda, se recostó sobre el hombro de Duxo, quien, sin poder evitarlo, acarició suavemente el cabello de Aquino. Sentía una ternura que no podía esconder.

—Es un momento perfecto— dijo Aquino, aún admirando las estrellas. Sus ojos brillaban con la luz de los astros, reflejando una mezcla de emociones.

—Sí, lo es— respondió Duxo, sintiendo que no quería que ese momento terminara nunca.

La tensión entre ellos creció hasta que ambos no pudieron resistir más. Aquino se inclinó hacia Duxo.

—Quiero que sepas cuánto significas para mí, cuánto te quiero— y lo besó suavemente. Duxo correspondió el beso, sintiendo que el momento era perfecto. Ambos se separaron lentamente, con sonrisas en sus rostros. El beso había sido una declaración silenciosa de todo lo que sentían y no se atrevían a decir.

Caminaron de regreso a casa, tomados de la mano, disfrutando de la paz y la cercanía. Aquino se sentía más seguro y confiado, mientras que Duxo se sentía feliz, aunque también más consciente de la verdad que aún no había revelado. Sabía que tenía que encontrar una forma de cumplir su promesa.

Llegaron a casa, era tarde y el sueño los acosaba. Se sentían tranquilos y satisfechos, con una pequeña sonrisa en sus rostros se dirigieron a su habitación donde ya estaban listos para dormir. Mientras se acomodaban en sus camas, Duxo observó a Aquino y sintió una mezcla de amor y determinación. Analizó cada una de sus facciones a detalle.

—Buenas noches, Aquino— murmuró Duxo, con la voz suave y cargada de emoción.

—Buenas noches, Duxo— respondió Aquino, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo. Cerraron los ojos, dejando que el sueño los envolviera, sabiendo que, pase lo que pase, enfrentarían el futuro juntos.

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora