Again? [Duxino]

Capitulo 7

Llegaron devuelta a casa,  había oscurecido pero Duxo desesperado insistió por hacer el hechizo ese misma noche, Aquino lo apoyó, no podía detenerlo.

Pov Duxo

Prepare todo para el hechizo, confiando en que funcionaría. Mezclé la esencia de Dragón con los ojos de Ender, creando un nuevo par de ojos de un tono rojizo. Las hierbas se mezclaron con el polvo de estrella, y con esa mezcla dibujé un círculo en el suelo, quedando en su centro. Coloqué los ojos detrás y delante de mí, representando el pasado y el futuro, siendo yo el presente, como indicaba el hechizo.

Arrodillado, me concentré, y antes de cerrar los ojos, vi a Aquino observándome desde una esquina, sintiendo su apoyo de una manera extraña. Pronuncié las palabras del hechizo en voz alta -Revélame el pasado que conozco y con mi presente alumbraré las visiones de un futuro oscuro.- y, de repente, mi cuerpo se sintió ligero como una pluma, indicando que el hechizo había funcionado. Abrí los ojos lentamente, encontrándome en un espacio exterior, rodeado de estrellas brillantes y galaxias coloridas. Sentí frío y un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras me concentraba en lo que deseaba.

Con voz grave y seriedad, demandé ver a Aquino, a mi amado Aquino, y saber si aún vivía y dónde se encontraba. Pero la respuesta que recibí fue una negativa, una voz extraña y grave que me dejó helado.
"No puedo hacer eso", resonó en mis oídos, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Cómo podía ser posible? ¿Por qué no podía verlo? La confusión y la preocupación se apoderaron de mí, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
Las palabras retumbaron en mi cabeza: "¿Cómo puedo mostrarte a un muerto?". No, no podía ser cierto. Aquino no podía estar muerto. Eso era impensable, inconcebible. Pero las visiones comenzaron a invadir mi mente, imágenes desgarradoras de la deidad de la naturaleza castigando a Aquino por su pecado de talar árboles una cantidad excesiva de árboles. Vi cómo mi amado era asesinado, sus últimas palabras resonando en mi cabeza, y un dolor insoportable me atravesó el corazón.

La respiración me hacía falta, la vista era nublada y las emociones me desbordaban. Perdí el control del hechizo, volviendo a la realidad. Mareado, con la respiración agitada y lágrimas que salían sin parar.

Narra el narrador

Aquino reaccionó instintivamente al ver el estado devastador de Duxo, envolviéndolo en un abrazo protector y reconfortante. Sostenía a Duxo en sus brazos con ternura, sintiendo el peso de su dolor compartido. Susurros de consuelo escapaban de sus labios mientras acariciaba suavemente la espalda de Duxo, tratando de calmarlo.

Entre sollozos y temblores, Duxo dijo -Él murió... mi Aquino murió.- , fueron las palabras llenas de desesperación que escaparon de los labios de Duxo. Aquino comprendió el sufrimiento de Duxo y lo abrazó con más fuerza, ofreciéndole su apoyo silencioso y su amor inquebrantable.

Después de un tiempo que pareció una eternidad, las lágrimas de Duxo comenzaron a ceder, pero su corazón aún estaba lleno de tristeza. Aquino lo llevó con cuidado a la habitación y lo acostó en la cama, deseando su sufrimiento se aliviara de alguna manera. -Aquino... solo hoy, quédate conmigo- , suplicó Duxo con voz entrecortada, su tono lleno de tristeza y necesidad.

Aquino no pudo negarse a la petición de Duxo, comprendía que ahora para Duxo solo él podía consolar el corazón de su amado. Se acomodó junto a Duxo, observando su rostro lleno de dolor y tristeza, sintiendo una punzada de dolor en su propio corazón. Mientras que para Duxo era una tortura ver el rostro de Aquino, eran tan diferentes. A pesar de la tristeza que los rodeaba, encontraron consuelo en la cercanía del otro, y finalmente lograron dormir juntos.

El nuevo día los encontró abrazados, buscando consuelo mutuo en medio de la desesperación. Aunque el silencio entre ellos era tenso, la necesidad de estar juntos era más fuerte que cualquier palabra que pudieran decir. Aquino despertó primero. Realizó las tareas habituales con un corazón pesado, preparando el desayuno con la esperanza de traer un poco de luz a la sombría atmósfera que los rodeaba. Despertar a Duxo fue un acto de amor y cuidado, aunque la alegría que esperaba no se reflejaba en los ojos de su amado. En el silencio tenso que los envolvía, Duxo rompió el silencio con una determinación apagada, anunciando, -Hoy volveremos a mi casa, en un par de horas..- ,su decisión de regresar a casa en unas horas. Aquino asintió en silencio, sabiendo que el viaje de vuelta sería algo denso.