¡Extra!

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Desde que Aquino decidió quedarse con Duxo en ese mundo, la vida de la pareja ha sido todo menos aburrida. Viven felices juntos en la casa de Duxo, y aunque los demás chicos se habían acostumbrado poco a poco a la presencia de este nuevo Aquino, aún no interactuaban demasiado con él.

Un día, Aquino salió de la casa enfadado, azotando la puerta con tanta fuerza que casi la rompe. Mientras se alejaba, murmuraba quejas imitando la discusión que había tenido con Duxo.

—¡Es Duxo! ¡Siempre tan terco! —protestaba Aquino, frunciendo el ceño mientras caminaba con pasos enérgicos—. Peleamos porque insiste en ayudarme con todo, y yo le dije que podía manejarlo solo. ¿Y sabes qué hizo? ¡Se enojó y se puso a decir que también podía ayudar!

En medio de su monólogo, fue interrumpido por Locochon, que lo saludó con una sonrisa de oreja a oreja, acompañado de Natalan, que estaba cerca.

—¡Aquino, amigo! ¿Qué te pasa? —preguntó Locochon con curiosidad.

—¡Duxo, eso es lo que pasa! —exclamó Aquino, todavía con los brazos cruzados—. ¡Es imposible discutir con él! Me dijo que podría ayudar, y entonces comenzamos una pelea porque yo quería hacerlo solo. No se puede razonar con él.

Locochon y Natalan se miraron con expectación. Locochon, con una chispa traviesa en los ojos, propuso:

—¿Y si le metemos unas minas? Tengo un montón en mi casa. ¡Como soy tan generoso que te las regalo!

—¿Minas? —repitió Aquino, desconcertado—. ¿No crees que eso solo lo haría enojar aún más?

—Tranquilo, solo lo molestaremos un poco. Tu tranquilo yo nervioso. —le sonrió Locochon con picardía.

—¡Eso es peligroso, Loco! ¿No te basta con molestar a Soaring? —dijo Natalan con un tono burlón.

—¡Mira quién habla! El mismo que llenó mi boda de TNT —respondió Locochon, un tanto sarcástico.

—¡Merecido lo tienes! ¡No te quejes! —replicó Natalan con indignación, iniciando una discusión con Locochon.

Mientras los dos discutían sobre explosivos y bodas, Aquino observó expectante y decidió que era mejor regresar a casa. La idea de las minas le pareció tentadora, pero parecía que Locochon ya tenía otros planes para ellas. Se rió por lo bajo, imaginando la escena de Locochon y Natalan explotando todo por su pelea.

Al llegar a casa, Duxo lo recibió con un pequeño abrazo.

—¿Por qué tienes que irte así de repente? ¡No habíamos terminado de hablar! —se quejó Duxo, algo molesto pero con una sonrisa en los labios.

—Lo siento —dijo Aquino con una risita—. Decidí que dividir las tareas es mejor que explotar la casa.

Duxo soltó una risa nerviosa mientras Aquino se dejaba llevar por la emoción de la situación.










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¡Buenas! Les aviso que pronto escribiré un nuevo fanfic Duxino, me gustaría si se pasan por ahí y me dicen que les parece. Y acepto sugerencia sobre otros ships.

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora