¡Extra!

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Desde que Aquino (by2002) decidió quedarse en este mundo, Estailus no podía evitar sentir una extraña incomodidad en su pecho. Aunque este Aquino no era el mismo al que él había amado, tenía los mismos rasgos y la misma voz. Era como si el pasado y el presente se entremezclaran en un eterno recordatorio de lo que había perdido.

El original... ese Aquino siempre tuvo su corazón cautivo. Estailus suspiró mientras observaba desde la distancia al nuevo Aquino. Se encontraba sentado en la cima de una colina, un lugar al que él y el Aquino original solían ir a hablar durante las tardes. Aquellos momentos llenos de risas y conversaciones profundas se habían convertido en un doloroso recuerdo.
¡Que irónico! ¿Cómo es que él logró encontrar este lugar o que hacía aquí? En otro universo o este sería su lugar especial de ambos, donde reirían de nuevo.

Decidió acercarse, sabiendo que, tarde o temprano, tendría que enfrentar lo que sentía. Caminó lentamente, su mente atrapada en la memoria del día en que se enteró de la muerte de Aquino. La noticia había caído como un rayo. El dolor fue inmenso, no solo por la pérdida de un amigo, sino por la pérdida de la posibilidad de un amor que él nunca tuvo el valor de confesar.

Al llegar junto a Aquino (by2002), este lo miró con una expresión neutral, ladeando la cabeza como si estuviera intentando adivinar el motivo de la visita de Estailus.

—¿Te importa si me siento? —preguntó Estailus, tratando de sonar casual aunque estaba muy nervioso.

Aquino encogió los hombros. —Haz lo que quieras —respondió, mientras volvía su vista al horizonte. No se podía negar que este Aquino era algo cruel como el que Estailus había conocido, y eso lo confundía aún más.

Durante varios minutos, se mantuvo el silencio entre ellos. Estailus, con las manos temblorosas, finalmente se armó de valor para hablar.

—¿Sabes? —comenzó, tratando de no sonar demasiado sentimental—. El otro Aquino y yo solíamos venir a este lugar. Siempre decía que la vista lo ayudaba a pensar.

Aquino (by2002) no respondió de inmediato. Parecía estar escuchando, aunque mantenía su mirada fija en el cielo.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —dijo finalmente, con una frialdad que hizo que Estailus sintiera un nudo en el estómago.

—Nada, supongo... —Estailus miró al suelo, buscando las palabras correctas—. Es solo que, bueno, él y yo éramos cercanos. Y... yo estaba enamorado de él.

Esta declaración provocó una reacción en Aquino. Lo miró por un momento, con sorpresa y cierta incomodidad. No sabía cómo responder, pero Estailus continuó antes de que pudiera decir algo.

—Sé que esto no tiene nada que ver contigo —aclaró, respirando hondo para no perder la compostura—. Tú no eres él. Pero es difícil... verte y no pensar en él, en lo que pudo haber sido.

Aquino bajó la mirada, visiblemente incómodo, pero también un poco más comprensivo. —¿Y qué es lo que quieres de mí? —preguntó, su tono más suave que antes.

—Nada, en realidad —respondió Estailus con una sonrisa amarga—. Solo... necesitaba decirlo en voz alta, necesitaba enfrentarlo. La verdad es que, aunque él estuviera aquí, nunca me habría correspondido. Siempre estuvo enamorado de Duxo, y eso no cambiaría.

Aquino se mantuvo en silencio, procesando las palabras de Estailus. Luego, asintió lentamente. —Sí, supongo que él y yo compartimos esa desafortunada debilidad por Duxo, que maldición —comentó con una risa seca, rompiendo un poco la tensión.

Estailus no pudo evitar reír también, aunque con tristeza. —Sí, parece que eso es algo que ustedes tienen en común.

Hubo un momento de silencio nuevamente, pero esta vez no era incómodo. Ambos miraban al horizonte, sumidos en sus propios pensamientos. Estailus sintió que, de alguna manera, hablar con Aquino (by2002) lo había ayudado a cerrar una herida. Este nuevo Aquino era un individuo diferente, con sus propias experiencias y personalidad, y aunque se veía igual al Aquino que él había amado, no podía reemplazarlo.

—Voy a intentar superar esto —admitió Estailus finalmente—. Debo dejar ir esa parte de mí que sigue atrapada en el pasado. Tal vez tú y yo nunca lleguemos a ser cercanos, pero eso está bien. No quiero que sientas que debes cargar con los fantasmas de lo que yo perdí.

Aquino lo observó, esta vez con una mirada un poco más cálida. —Gracias por decírmelo. Entiendo que es difícil. Y sí, yo no soy él, pero... eso no significa que no podamos encontrar alguna forma de llevarnos bien... ¿Amigos?..

Estailus asintió, sintiendo un peso aligerarse en su pecho. Tal vez no tendría el amor que una vez deseó, ni el amigo que había perdido, pero aún podía encontrar la paz con el presente.

Aquino se levantó y le dio unas palmaditas en el hombro. —Vamos, esto es demasiado emocional para mí. ¿Te parece si bajamos de aquí antes de que me ponga más sentimental?

Estailus soltó una risa. —Sí, claro. Que asco sería ver eso.

Ambos comenzaron a descender de la colina, dejando atrás el pasado y avanzando. No necesariamente todo tiene que ser algo romántico, ¿no?

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora