Capitulo 10

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El mundo de Aquino(by2002).

En un reino que no era ni grande ni pequeño, reinaba Duxo. Otros reinos conocían su nombre, Mukasa, y temblaban al oírlo. Duxo, desconfiado por naturaleza, solo depositaba su total confianza en Aquino, su leal aliado. Aquino era el único que podía entrar a sus aposentos y tenía permiso de acceder a cualquier rincón del reino sin ser cuestionado. En la jerarquía, Aquino estaba justo por debajo del rey, pero su poder era casi igual. Tan profunda era su amistad que la admiración de Aquino por Duxo fácilmente podía confundirse con amor.

Eran amigos demasiado cercanos, y Aquino era inquebrantablemente fiel a Duxo, dispuesto a dar su vida por él. Un día, Aquino entró a la habitación de Duxo y, con una ligera reverencia, preguntó: —Dígame, ¿qué es lo que necesita de mí?

—Tengo una misión para ti. Eres mi soldado más fuerte y el más leal. Sé que nunca harías algo en mi contra— respondió Duxo con un tono suave. —Debes ir en busca de una bruja, su magia puede igualar la fuerza de cien hombres. Su nombre es Mictia. Tráela aquí y, si es necesario, usa la fuerza, pero no la mates.—

Aquino asintió, prometiendo a Duxo que volvería.

Se preparó cuidadosamente, tomando todo lo necesario para su misión. Con un mapa en mano, partió hacia donde se encontraba Mictia. Su viaje duró varios días, pero Aquino estaba dispuesto a todo por su rey.

Al llegar a su destino, se mantuvo alerta. De repente, una luz brillante lo cegó, pero instintivamente bloqueó el ataque con su escudo. Al recuperar la vista, vio a la bruja levitando, rodeada por una aura morada.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Mictia con un tono serio.

—Soy mensajero del reino Rethey. El rey quiere hablar contigo— dijo Aquino fuerte y claro. Pero Mictia lanzó otro ataque que Aquino esquivó. —No busco pelear, solo deseo que vengas conmigo— insistió Aquino, tratando de evitar la lucha.

La bruja no lo escuchó, y una batalla se desató entre ellos. Mictia atacaba con poderosos hechizos que podrían haber matado a cualquiera, y Aquino esquivaba y contraatacaba. Una batalla que llegó a durar demasiado, estaban casi igualados en poder. Ambos estaban exhaustos cuando Mictia, aprovechando un momento de distracción, abrió un portal debajo de Aquino. En un abrir y cerrar de ojos, Aquino se encontró en un lugar desconocido. Aún cansado, mantuvo su espada en mano.

De repente, dos figuras se acercaron: eran Soarinng y Mictia, que ahora parecían preocupados por él. Aquino, confundido, no entendía cómo hace unos segundos luchaba contra una hechicera malvada y ahora ella se preocupaba por él.

Aquino abrió los ojos, con la esperanza de volver a su mundo, pero no era así. Solo le quedaban los recuerdos de su última misión y cómo, en un instante, lo había perdido todo. Duxo tocó su hombro con preocupación.

—Aquino, ¿te pasa algo? Has estado así desde la mañana— dijo Duxo.

—Ah... no es nada, solo recordé algo— respondió Aquino en un tono serio pero algo deprimido.

El ambiente entre ambos era tenso. El tema de los multiversos y el reciente funeral había afectado a todos de alguna manera, pero Aquino parecía ser el más afectado.

—Aquino... ¿hay algo de lo que quieras hablar? Ya sabes, sobre tu mundo. Entiendo que lo extrañes, pero te prometo que estaré contigo siempre. No te dejaré solo— dijo Duxo, preocupado, buscando respuestas en su amigo.

Aquino, con la mirada algo perdida, volteó a verlo. Sus ojos se entristecieron al contemplar el rostro de Duxo. Instintivamente se acercó y lo abrazó, ocultando su rostro en el cuello de Duxo, en busca de consuelo, aspirando su olor y sintiendo aquella nostalgia tan dolorosa. Quizás ambos buscaban llenar el vacío que les había dejado el "otro", pero sabían que debían aceptar lo que pasó y abrirse a algo nuevo.

Again? [Duxino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora