LA FOTO

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Una de las condiciones para entrar al spa había sido dejar los teléfono en recepción apenas llegasemos. Esto según ellos para asegurar un ambiente libre de estrés o distracciones exteriores.

Al acabar con todas las actividades, sentí que flotaba, mis preocupaciones se habían disipado y me mantenía en un estado de calma y relajación completamente divino.

Hasta que me devolvieron el teléfono y vi que tenía seis llamadas perdidas de Ethan y tres mensajes de WhatsApp, incluida una foto.

"¡Ese no es tu baño! ¿¡Dónde carajo estás!?"

"¡No puedes enviarme una foto así e intentar desaparecer, April!"

Al abrir la foto vi entre su mano su prominente miembro con una erección descomunal.

"Estoy en medio de una junta, tuve que detenerla y venir al baño para no correrme frente a un montón de ejecutivos aburridos"

"¡Toma la maldita llamada, April..!"

Mi entrepierna se contrajo humedeciéndose y tuve que tragar grueso al recordar que me había pedido enfáticamente responderle cuando llamara. A veces no comprendía mi propio proceder ¿Para que alborotaba el avispero? Por supuesto no imaginé que no podría tener el teléfono a la mano.

—¿Todo bien, cariño?—inquirió Pet, supongo que mi expresión no era la mejor.

—Si, si. No es nada.—bloqueé la pantalla del teléfono y lo guardé en mi bolsillo trasero. No imaginaba el tamaño de su molestia así que lo mejor sería llamarlo al estar sola.

Nos despedimos con fuertes abrazos y la ansiedad latente del gran día que nos esperaba mañana.

Al entrar al auto y colocar el teléfono en el soporte sentí un frío en el estómago, estaba sola. Era el momento ideal para llamarlo. Exhalé fuerte y marqué su número mientras ponía el auto en marcha.

—No comprendo ese afán tuyo en volverme loco, April.—respondió al primer timbrazo.—¿Dónde estás?—su voz era apacible.

—Voy camino a casa. No era mi intención quedar incomunicada luego de enviarte la foto.—dije intentando sonar calmada.

—De tantos lugares existentes, tuvieron que ir justo al que tiene esa estúpida regla de "cero teléfonos."—soltó dejándome pasmada.

—Espera ¿Cómo sabes que...

—Me envías una foto desnuda en un sitio desconocido, no contestas mis llamadas ni mensajes. Me tenías al borde de la locura, no me dejaste otro remedio que ubicarte por GPS.—explicó como si de lo más normal se tratase.

—Eso es irrumpir mi privacidad, Ethan.—dije sin saber muy bien como sentirme al respecto. Sonó una carcajada del otro lado.

—¿Irrumpir tu privacidad dices?—sentí su sonrisa del otro lado.—No esperes jugar esa carta conmigo y que de resultado, nena.—esa manera tan sensual de llamarme, erizaba mi piel. Me mantuve en silencio escuchando todo lo que tenía por decir.—No deseabas privacidad, April, de haber sido así no me habrías enviado esa foto ¿Por qué mejor no terminas de aceptar lo que realmente quieres hacer?—cuestionó con una voz oscura haciendo crecer el ardor en mi interior.—Vamos nena, reconoce que disfrutas volverme loco de deseo.—dijo y mi respiración comenzó a agitarse, su voz seductora inundaba el auto al estar en altavoz, era como tenerlo allí en persona, pude imaginar el azul de sus ojos oscureciéndose.—Reconoce que te gustó tanto lo que viste frente a ese espejo que quisiste que yo también lo viera.—emití un leve jadeó al moverme en el asiento y mis piernas se rozaran, él lo notó.—Se que me imaginaste allí en ese probador contigo, admirando y disfrutando tu desnudes.

TERCER ENCUENTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora