Capitulo #7

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**MESES DESPUES**

Desde mi torre en el palacio, observo con preocupación el horizonte, donde se extiende el misterioso Valle de los Susurros. Las noticias que me llegan son cada vez más inquietantes. Los informes de los mineros que trabajan en las profundidades de aquel valle hablan de desapariciones inexplicables y ataques brutales. Criaturas desconocidas, sombras que se deslizan entre los árboles y susurros que parecen surgir de la misma tierra, todo ello alimenta el temor y la incertidumbre en mi reino.

Mi deber como príncipe y protector de mi gente me obliga a actuar. No puedo permitir que el miedo se apodere de las mentes de mis súbditos ni que la fuente de nuestro sustento, el oro del Valle de los Susurros, quede comprometida por estas amenazas.

Con determinación, convoco a mis consejeros más fieles y les ordeno preparar un viaje al Valle de los Susurros. Las miradas de preocupación y respeto se cruzan entre ellos mientras les explico la urgencia de la situación. Nuestros mineros están en peligro, y la seguridad de nuestro reino depende de la estabilidad de esa región.

—Partiremos al amanecer —anuncio con voz firme, sintiendo el peso de mi responsabilidad sobre mis hombros. —Es hora de descubrir la verdad detrás de estos disturbios y restaurar la seguridad en el Valle de los Susurros.

Mis consejeros asienten en silencio incluido Andros, conscientes de la gravedad del asunto.  En mi mente, visualizo el camino que nos llevará a través de los bosques y montañas hasta el corazón del valle. La incertidumbre se mezcla con la determinación mientras me preparo para enfrentar lo desconocido y proteger a mi pueblo de cualquier peligro que aceche en las sombras del Valle de los Susurros.

Con cada paso que damos hacia adelante, siento que nos acercamos un poco más a la verdad detrás de los misterios que han sumido a la región en la oscuridad. La seguridad y el bienestar de mi reino están en juego, y estoy decidido a hacer todo lo que esté en mi poder para asegurarlos.

El amanecer nos encuentra en marcha, avanzando con determinación a través de los densos bosques que rodean el Valle de los Susurros. El aire está cargado de tensión y expectación, mientras nuestros caballos trotan con paso decidido por los senderos serpentinos que nos conducen hacia nuestro destino.

El camino se vuelve cada vez más intrincado a medida que nos adentramos en el valle, y el susurro del viento entre los árboles parece llevar consigo un eco de misterio y peligro. Mis hombres y yo permanecemos en alerta máxima, vigilantes ante cualquier indicio de peligro que pueda acechar entre las sombras del bosque.

Finalmente, emergimos de la espesura de los árboles y alcanzamos las primeras minas del Valle de los Susurros. Pero lo que encontramos allí es desolador y perturbador. Las minas, que deberían estar zumbando con la actividad de los mineros, yacen silenciosas y abandonadas. No hay señales de vida, ni rastro de la actividad laboral que debería caracterizar este lugar.

Con el corazón en un puño, descendemos hacia las profundidades de las minas, cada paso lleno de aprensión. El silencio que reina en el interior de las galerías es abrumador, interrumpido únicamente por el eco de nuestros propios pasos resonando en las paredes de roca.

A medida que avanzamos, nos encontramos con una escena que hiela la sangre en nuestras venas. Los cuerpos de los mineros yacen esparcidos por el suelo, sus rostros congelados en expresiones de horror y agonía. No hay signos de resistencia; parece como si hubieran sido sorprendidos por algo desconocido.

La angustia y la incredulidad se apoderan de mí mientras examino la escena del crimen. ¿Qué clase de fuerza oscura ha descendido sobre estas minas para infligir tal devastación? Mis hombres miran a su alrededor con expresiones de horror y confusión, incapaces de comprender lo que han presenciado.

Guerra de Corazones y EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora