Capitulo #30

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La luz del amanecer se filtraba por las cortinas, bañando la habitación en una suave luminosidad. Ian y yo estábamos recostados en la cama, aún sonriendo y jugueteando entre susurros cómplices cuando una voz interrumpió nuestro momento de intimidad.

Killiam irrumpió en la habitación con una expresión de disgusto en el rostro, cubriéndose los ojos con una mano como si quisiera protegerse de algo desagradable.

—Los piratas quieren linchar a Ian —anunció con franqueza, su voz cargada de incredulidad y un toque de asco.

Ian y yo nos incorporamos en la cama, sorprendidos por la noticia.

—¿Qué? — exclamé, mirando a Killiam con incredulidad. ¿Por qué?

Killiam soltó un suspiro exasperado.

—Para la próxima, Amelia, asegúrate de ponerle seguro. ¡Ugh, qué asco! — agregó, frunciendo el ceño mientras se frotaba los ojos con más fuerza, como si quisiera borrar la imagen de lo que acababa de presenciar.

—Cubrete los ojos, Amelia se va a levantar.

—Por favor amigo, he visto a Amelia más veces desnuda de lo que tu en toda tu vida. —Dijo Killiam mintiendo para joder a Ian pues el nunca lo había hecho y lo delataba el hecho que continuaba con los ojos cerrados mientras yo me vestía con rapidez con mi traje de pirata. A Ian parecía carcomerlo los celos, reí levemente

—No seas mentiroso Killiam —Dije mientras Ian y yo nos miramos, compartiendo una mezcla de preocupación. Sabíamos que teníamos que actuar rápido para evitar cualquier conflicto con los piratas. Nos vestimos rápidamente y nos apresuramos a salir de la habitación, conscientes de que el peligro acechaba

Al salir del castillo, nos encontramos con una sorpresa inesperada: una tropa de soldados reunidos frente a la entrada principal, listos para la acción. Ian y yo nos miramos, perplejos por la escena que se desarrollaba ante nosotros. Nadie nos había informado sobre la movilización de tropas, y mucho menos se esperaba un despliegue tan repentino y enérgico.

La confusión se reflejaba en los rostros de los soldados, quienes parecían desconcertados y desorientados, como si no supieran exactamente por qué estaban allí o qué acción debían tomar. Algunos murmuraban entre ellos, intercambiando miradas nerviosas y gestos de incertidumbre.

Ante esta situación inesperada, Ian y yo intercambiamos una mirada cargada de interrogantes y preocupación. ¿Qué estaba sucediendo realmente? ¿Por qué se había reunido esta tropa de soldados sin previo aviso?

Nos refugiamos en un lugar que Ian creía seguro, pero nos encontramos con una banda de piratas furiosos, listos para hacerle pagar a Ian por sus acciones. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras me posicionaba frente a él, decidida a protegerlo a toda costa. Sentía la tensión en el aire, como una tormenta a punto de estallar.

Ian trató de ponerme tras de él, buscando mantenerme a salvo, pero me resistí. Sabía que los piratas no me harían daño, y estaba decidida a enfrentarlos directamente si eso significaba proteger a Ian. Sus brazos se extendieron a mi alrededor, en un gesto protector que me llenaba de determinación.

Intenté razonar con los piratas, buscando calmar la situación y evitar una confrontación violenta. Mis palabras se perdieron en la furia y la ira de los piratas, que estaban decididos a hacer justicia por sus propias manos.

En medio del caos que nos rodeaba, Ian y yo nos aferramos el uno al otro, enfrentando juntos la tormenta que se avecinaba. Aunque el peligro era inminente, nuestro amor nos daba la fuerza necesaria para seguir adelante, enfrentando juntos cualquier desafío que se nos presentara.

Guerra de Corazones y EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora