Estaba en mi alcoba, repasando algunos documentos importantes cuando de repente escuché un tumulto en la cubierta del barco. Algo no estaba bien. Me levanté rápidamente de mi escritorio y salí al pasillo, donde me encontré con varios piratas corriendo de un lado a otro en un estado de agitación.
—¿Qué está sucediendo? — pregunté, tratando de mantener la calma mientras observaba la escena caótica.
Uno de los piratas se acercó a mí con una expresión preocupada en el rostro.
—Capitana, necesito hablar contigo urgentemente— dijo, su voz llena de urgencia.
Asentí, instándolo a continuar.
—¿Qué pasa? — pregunté, sintiendo un nudo de ansiedad formarse en mi estómago.
El pirata respiró hondo antes de hablar.
—Encontramos algo... algo que creo que deberías ver por ti misma— dijo, mirándome seriamente.
Mis instintos se pusieron en alerta, pero seguí al pirata mientras me llevaba hacia la cubierta trasera del barco. Al llegar allí, varios piratas se habían reunido alrededor de un mapa extendido sobre una mesa. En el centro del mapa, marcado con una cruz roja, estaba el lugar donde habían encontrado a Ian y a sus hombres.
—¿Qué es esto? — pregunté, mi voz temblando ligeramente mientras miraba la marca en el mapa.
El pirata me miró con seriedad.
—Encontramos a Ian y a algunos de sus hombres desmayados en este lugar —explicó, señalando la ubicación en el mapa. —Parece que fueron atacados por una fuerza desconocida.
Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar las noticias. Miré hacia la marca en el mapa, sintiendo una preocupación crecer dentro de mí. Los soldados eran mi prioridad, aunque Ian... bueno, no me importaba especialmente.
Killiam, quien estaba a mi lado, notó mi preocupación y me miró con ternura. Con una mano, acarició mi espalda de manera tranquilizadora, ofreciéndome un gesto de apoyo silencioso pero reconfortante.
—¿Están heridos? — pregunté, mi voz llena de preocupación.
El pirata asintió solemnemente.
—No lo sabemos con certeza, pero no parecían estar en buena forma cuando los encontramos— admitió. —Creemos que podrían necesitar ayuda médica.
Mis pensamientos se agitaron mientras procesaba la información.
—Entonces debemos ir en su ayuda de inmediato— declaré, sintiendo una determinación ardiente en mi interior.
Con esa determinación, lideré a mi tripulación hacia el valle, lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino. El destino de los soldados estaba en juego, y haría todo lo que estuviera en mi poder para asegurarme de que salieran de esta situación con vida.
El aire estaba cargado de tensión mientras observaba a Ian y a sus hombres marcados en el mapa. La noticia de su difícil situación me llenó de preocupación, pero mi determinación por ayudarlos era firme.
—Debemos ir en su ayuda —declaré con determinación, mirando a Killiam en busca de apoyo.
Pero antes de que pudiera recibir su respuesta, Killiam intervino con una mirada seria y palabras firmes.
—Amelia, entiendo tu preocupación por los soldados, pero no podemos arriesgar nuestras vidas por alguien que no sea uno de los nuestros —dijo con firmeza—. Ya te convencí de aceptar a Ian a bordo, pero eso no significa que debamos poner en peligro a toda la tripulación por él.
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Guerra de Corazones y Espadas
RomanceEn el reino de Arkania, la joven princesa Amelia vive bajo la sombra de la guerra con el reino vecino de Eldoria. Cuando su pacífico reino es invadido por las fuerzas del príncipe enemigo, Ian, Amelia pierde a sus padres en un cruel ataque. Herida y...