Capitulo #22

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La suave voz de una de las empleadas me sacó de mis pensamientos mientras se acercaba con paso apresurado hacia donde me encontraba en el patio, rodeada por la fragancia de las flores.

—Princesa Amelia, el príncipe ha solicitado su presencia en el gran salón. Los invitados están por llegar y él espera su llegada antes de dar inicio al evento —me informó con voz serena, transmitiéndome la urgencia del momento.

Asentí con determinación, consciente de la importancia de mi presencia en aquel momento crucial.

Me levanté con decisión y seguí a la empleada de regreso al interior del palacio, dejando atrás mis dudas y preocupaciones por un momento mientras me preparaba para enfrentar a los invitados y al príncipe que aguardaban mi llegada con expectación.

. Mientras caminaba, me preparé mentalmente para el encuentro que se avecinaba, dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se presentara con la fortaleza y la determinación que me caracterizaban.

A medida que nos acercábamos al salón, el murmullo de las conversaciones y el tintineo de la cristalería llenaron el aire, indicando que los invitados ya habían comenzado a llegar. Con cada paso que daba, sentía la tensión y la emoción crecer dentro de mí, recordándome la importancia de aquel momento para el futuro de mi reino y para mi propia vida.

Al adentrarme en el salón, me encontré con una multitud de rostros desconocidos que me observaban con curiosidad y expectación. Sin embargo, no vacilé ante sus miradas escrutadoras, manteniendo la compostura y la dignidad que se esperaba de mí como princesa.

Con la cabeza en alto y el corazón lleno de determinación, me preparé fingir ser la princesa de un reino que no era el mío.

Al entrar al gran salón, mis ojos escudriñaron entre la multitud hasta que finalmente lo vi: Ian, de pie en un rincón del salón, vestido con un impecable traje azul que resaltaba la profundidad de sus ojos. Por un instante, me quedé sin aliento, hipnotizada por su belleza y elegancia.

Mi corazón comenzó a latir desenfrenado, como si quisiera escapar de mi pecho para acercarse a él. El azul intenso de su traje parecía fusionarse con el color de sus ojos, creando una armonía perfecta que me dejaba sin palabras.

Caminé hacia él, sintiendo cada paso como si fuera una eternidad, consciente de la intensidad de mis emociones. Ian me recibió con una sonrisa cálida y un brillo especial en la mirada, que hizo que mi corazón se acelerara aún más.

Ian me miró con una intensidad que me dejó desconcertada. En sus ojos, percibí un brillo especial, una mezcla de cariño, aprecio y algo más que no pude identificar en ese momento. Su mirada parecía traspasar mi alma, como si pudiera leer mis pensamientos más profundos y descifrar cada emoción que se agitaba en mi interior.

Me sentí atrapada en su mirada, incapaz de apartar los ojos de los suyos, mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho. En ese instante, supe que había algo más entre nosotros, algo que iba más allá de la simple amistad o la complicidad que compartíamos.

Aunque no pude comprender completamente el significado de esa mirada, su calidez y su intensidad me hicieron sentir una conexión única con Ian, como si nuestros corazones estuvieran unidos por un lazo invisible que trascendía cualquier distancia o diferencia.

Cada roce de la mano de Ian sobre la mía enviaba una corriente eléctrica a través de mi cuerpo, despertando sensaciones que nunca antes había experimentado. Sus dedos cálidos y firmes envolvían los míos con delicadeza, mientras sus pasos coordinados se fusionaban con los míos en perfecta armonía.

Cada vez que nuestros cuerpos se encontraban en el baile, podía sentir la tensión palpable entre nosotros, como si el aire mismo estuviera cargado de una energía eléctrica que nos envolvía por completo. Cada contacto, por mínimo que fuera, desencadenaba una reacción en cadena de emociones y sensaciones que me dejaban sin aliento.

Guerra de Corazones y EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora