Algo Inesperado I Pedri I

Parte 16-La consecuencia de lo nuestro

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NARRA ALI

La braguita de mi bikini resbaló por mis piernas cayendo al suelo y dejándome desnuda de cintura para abajo. Todo parecía tan fácil en ese momento.. pero al mismo tiempo era difícil.

Tenía tantas dudas que no era capaz de pensar. 

Me estaba guiando por mis instintos, por lo que mi cuerpo me pedia y tanto ansiaba, sin pensar en las consecuencias que podría tener que diera "ese" paso más con Pedri. 

Unas dudas que nunca tuve cuando decidí acostarme con el por primera vez , pero ahora era diferente. Después de casi cuatro años separados..Si nos acostábamos, le estaría dando esperanzas de que quizá las cosas podrían volver a ser como antes. ¿Pero podrían? No estaba segura, ni si quiera le había dejado que me explicara lo que pasó aquella noche. ¿La razón? por miedo.Sí, tenía miedo y era una cobarde. En el fondo sabía que si había una explicación racional a todo aquello que pasó hacia 3 años perdonaría a Pedri, y entonces... volveríamos a la misma dinámica. Solo que yo ahora vivía con Fer en Madrid y Pedri en Barcelona. Todo se iba a complicar si dábamos "ese paso", aunque quizá ya era tarde para darle tantas vueltas, especialmente después de lo acababa de pasar en la tumbona.. y como dejé que me tocara.

Pedri posó ambas manos en mi cintura, su tacto quemó, me recorrió una sensación de calor por todo el cuerpo mientras el canario me daba la vuelta con lentitud.. Y cuando mis ojos se cruzaron con los suyos, toda duda pareció pasar a un segundo plano. Pedri miraba con una mezcla de admiración, deseo y.. amor. El aun me quería. Eso estaba claro.

-Deja de darle a la cabeza nena-cogió mi mentón y levantó un poquito mi cara para que no dejara de mirarlo- no vamos a hacer nada que no quieras, con pasar un momentito a solas contigo, me conformo- sus palabras.. su comprensión, esa misma paciencia que mostró mi primera vez sin pedir nada a cambio, me hizo perder la cabeza por completo. 

-¿Quien dice que no quiera hacer nada?-rocé mis labios con los suyos muy lentamente disfrutando de la cercanía del momento, porque todo a nuestro alrededor se paró, y solo estábamos nosotros dos solos, en el balcón de nuestra casa en Tenerife. 

-No me lo digas dos veces- de un saltito me cogió en brazos y me metió en nuestra habitación. 

Sin apartar los ojos de los míos, me dejó con mucho cuidado sobre la cama. Me sentía abrumada por la intensidad del momento, por las ganas que tenía de notarlo dentro de mi. 

Pedri hizo a un lado la parte de arriba de mi bikini y una pequeña sonrisa adornó la comisura de su boca. Con lentitud, se deshizo de la prenda y la lanzó al suelo dejándome completamente desnuda. Rozó mi piel con cuidado, con movimientos aun más lentos, como si tuviera miedo que de un momento a otro le fuera a pedir que parara, pero no podía estar más equivocado. Deseaba a Pedri con cada fibra de mi ser. 

Pedri solo me miraba, esperé a que reaccionara, hiciera algo más, pero no lo hizo. Solo se deleitaba mirándome de arriba a bajo, por lo que tomé la iniciativa y llevé mi mano al elástico de su bañador. 

-Espera..déjame mirarte un poco más nena- me suplicó nervioso- llevó soñando con verte así desde hace 3 años, nunca pensé que podría volver a verte así, menos aun tocarte.

¿Cómo podía ser tan dulce? Sus palabras tuvieron el efecto contrario en mi, aun más quería que dejara de mirarme y siguiera.

Lo pillé desprevenido cuando me incorporé para colocarme sobre sus piernas y tener más acceso a su boca. Empujé mi cabeza contra la suya uniendo nuestras bocas de nuevo en un beso salvaje. Quizá demasiado salvaje, porque Pedri soltó un jadeo de sorpresa.