En un rincón olvidado del mundo mágico, en las sombras de la historia, se oculta un misterio que podría cambiar el destino de una joven hechicera. Cristine Snape, hija de Severus Snape, desconoce por completo su verdadero linaje y el legado que lle...
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Ahí estaba yo, en medio de un lago, intentando discernir lo que me estaba atrayendo hacia su dirección, pero no lograba ver nada; todo estaba sumido en una oscuridad profunda. Di un brinco cuando un tentáculo emergió del lago, aunque no me hizo ningún daño, consciente de que el lago era su hogar y yo lo estaba invadiendo. "¿Cuántas criaturas habrá en este lugar?" me pregunté, sintiendo un escalofrío de temor recorrerme.
De repente, las luces de mi candelabro se encendieron y comenzaron a parpadear. Tenía la sensación de que alguien me observaba y no sabía por qué, pero me preparé para lo peor. Quizás se debía simplemente al hecho de saber que entre toda la multitud de alumnos de primer año, esto solo me estaba ocurriendo a mí. "¿Existe una razón lógica para esto? ¿O sucede simplemente cuando alguien va solo en el bote?" me pregunté, sintiendo una angustia creciente.
El silencio reinante aquí era abrumadoramente ensordecedor, sumiendo mis sentidos en una inquietud palpable. Por primera vez, me encontraba verdaderamente aterrada, enfrentando un miedo que parecía imposible de superar. Traté de tranquilizarme recordando todos los ataques que mi padre me había enseñado, pero pronto me di cuenta de que eso no sería suficiente. Incapaz de deshacer el hechizo que había afectado mi bote, me enfrentaba a una situación mucho más grande de lo que podía controlar en ese momento.
"Al parecer, nadie en Hogwarts ha notado mi ausencia, así que supongo que nadie vendrá por mí", pensé con un escalofrío recorriendo mi espalda, mientras sentía cómo mi piel se erizaba y mis manos comenzaban a temblar como si tuviera frío.
El bote avanzaba hacia el otro lado y en medio de la oscuridad, escuché cómo una voz muy familiar se acercaba a mí. Era la voz de todos mis sueños, pero por primera vez la escuchaba estando despierta.
X: -¡Cristine, tranquila! - susurraba a lo lejos, apenas entendible.
X: -Mira entre los arbustos - dijo, y luego sentí una brisa cálida recorrer todo mi cuerpo. Retrocedí un paso para no caerme del bote y dejé de sentir miedo; ahora solo quería ver qué se escondía entre los arbustos.
Al intentar ver lo que la voz me había mencionado, no noté que el bote estaba a punto de llegar a la orilla hasta que chocó violentamente contra una roca. El impacto fue tan fuerte que caí y me golpeé la cabeza. Antes de que todo quedara en negro, vislumbré una sombra acercándose a mí, pero mi visión se volvía borrosa.
Solo pude ver mi mano empapada de sangre cuando me toqué la cabeza. Una luz se vislumbraba a lo lejos y finalmente caí en un sueño profundo.
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