En un rincón olvidado del mundo mágico, en las sombras de la historia, se oculta un misterio que podría cambiar el destino de una joven hechicera. Cristine Snape, hija de Severus Snape, desconoce por completo su verdadero linaje y el legado que lle...
Sentía nervios ante la idea de empezar en Hogwarts. No estaba acostumbrado a conocer gente nueva y prefería la tranquilidad de mi hogar. A pesar de eso, me preparaba para intentar entablar conversaciones con mis futuros compañeros, algo que nunca había sido mi fuerte.
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Al despedirme de mis padres, encontré varios asientos vacíos en el tren, ya que había llegado mucho antes de la hora de salida del tren. Deseaba estar a solas, pero mi deseo se vio interrumpido cuando varios minutos divisé a una niña que parece tener mi edad. Noté que ambos compartíamos el nerviosismo por entablar una conversación. Decidí ser amable con ella, reconociendo que estábamos en la misma situación.
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Cuando finalmente llegamos a Hogwarts, deseaba ir en el bote con ella. Habíamos disfrutado mucho juntos durante el viaje y habría sido agradable continuar juntos hasta la escuela, ¿no?
Sin embargo, el guía nos separó y me asignó a otro niño. Aunque la verdad no tenía problema con ir con alguien más y parecía que Christine tampoco tenía problema con que fuera con alguien más, pero antes de subir al bote, le lancé una mirada a Cristine.
Yo: -¿Te veo al otro lado para entrar a Hogwarts juntos? - Le pregunté un poco nervioso.
Cristine: -¡Claro! ¡Te veo allí, Theo! - Respondió con una gran sonrisa.
Asentí y subí al bote junto con el otro niño.
X: -¡Hola! ¿Cómo te llamas? - dijo rápidamente.
Yo: -Hola, soy Theodore Nott - respondí con una sonrisa.
Blaise: -Soy Blaise Zabini, es un placer, Theo - dijo. La verdad es que Blaise parecía ser de esas personas que transmiten confianza, además de ser muy extrovertido.
Yo: -¡Encantado, Blaise! - respondí rápidamente, luego extendí mi mano para darle una gomita.
Blaise aceptó felizmente la gomita y se acomodó en el pequeño asiento del bote.
