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El peliverde había entrado en desesperación, en realidad no sabía que hacer, nunca en su vida había estado una situación parecida, el olor poco a poco iba disminuyendo, y eso solo podía significar una cosa.

O esta muriendo o se desmayo.

Entro aun más en pánico, tomo el cuerpo con delicadeza recostandolo en su pecho, trato de sentir su pulso, y en efecto.

Se había desmayado.

Si lo dejo aquí, sería muy horrible de mi parte, si lo llevo al hospital sería peor, me estarían investigando y al negarme a las preguntas, seria el principal sospechoso, la prensa se enteraría y me tacharan de abusador, mi padre me odiaría más de lo que ya lo hace, la empresa tendría mala fama, yo tendría una mala reputación, pero no lo puedo dejar aquí....¡ya se, lo llevare con Robin, ella es doctora!-Pensó.

Zoro cómo pudo y con el cuidado de no ser visto por alguien, lo levantó con delicadeza y lo llevó hasta su auto, probablemente si alguien lo veia lo primero que pensarían es que lo estaba secuestrando.

El cuerpo se veía demasiado dañado por lo que deslizaba sus manos por el pequeño cuerpo cómo si se tratase de una figura de porcelana.

En el camino trato de contactar a su amiga Robin, después de cinco llamadas insistentes contestó.

-Veo que me necesitas con urgencia, nunca llamas más de una vez.-dijo la chica del otro lado de la linea.

-¡Robin, al fin contestas! Y si, es una emergencia, por lo que necesito que vengas a mi casa ya.

-¿Estas bien?-preguntó con la seriedad que la caracterizaba.

-No soy yo, más bien es...alguien que conozco.-mintió.

Zoro corto la llamada después de que la chica le confirmara su llegada, trato de concentrarse de camino a su casa hasta que por fin llego.

Nuevamente lo tomo con cuidado hasta llevarlo dentro de su casa.

Al entrar una de sus empleadas de confianza lo resivio.

-Señor Roro- ¡¿Oh dios que paso?!-dijo al ver al joven.

-Tranquila, necesito que guardes la calma y vayas por el botiquín de primeros auxilios, también necesito que no le digas a nadie de esto, que solo quede entre nosotros. ¿Puedo confiar en ti?

-¡Por supuesto señor Roronoa!-dijo la mujer para después salir corriendo.

Por suerte nadie más se encontraba, ya que solo vivía con ella, subió hasta una de las habitaciones de invitados y dejó reposar el cuerpo ahi, junto a su sirvienta limpiaron las heridas y la suciedad que había en el cuerpo del joven, una recomendación que había echo Robin en la llamada de hace un rato.

-¿puedo preguntar que paso?-dijo la empleada al verlo.

-¿no se lo dirás a nadie?-preguntó de vuelta.

-No por nada soy su empleada de confianza, y su amiga.-sonrió.

-Por primera vez en mi vida, pude oler las fermonas de un Omega.

La chica llevó sus manos a su boca por la impresión, ella sabía de la situación de Zoro y le había impactado bastante.

-¡¿Eso es increíble no?!

-No lo se, yo solo me preguntó ¿porque las de él? ¿Porqué solo he podido oler las fermonas de este chico?

-Que tal si es su...

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora