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Ya pasaba del medio dia y el rubio aun se encontraba en un sueño profundo, estaba demasiado cómodo en su cama cómo para despertar ahora, pero pudo sintir cómo había caído al suelo, o más bien, cómo alguien lo había empujado.

-¡Levántate! Y vístete que iremos a la casa de mis padres.-Era el peliverde, el cual se veía molesto.

-¡¿Que mierda te pasa?! Casi me provocas un puto infarto, por si no lo notaste estaba dormido.

-¿Crees que me importa? Levántate y vístete.-dijo eso último y se fue saliendo por la puerta de la habitación.

Sanji estaba igual de molesto, no tuvo de otra más que hacer lo que le pedía.

Zoro no le volvió a dirigir la palabra en ningún momento, Sanji pudo notarlo pero no le tomó importancia.

No le importaba en lo más mínimo, se podía dar cuenta que estaba enojado, se podía dar cuenta cualquiera, sentía que no merecía importancia, no iba a pedir perdón por lo que había dicho, más que nada porque no era lo suyo.

Sanji se vistió cómo siempre lo hacía, solo que un poco menos formal que otras veces, era algo más casual. (va vestido cómo en la imagen de arriba.) No quería llamar mucho la atención.

Mientras que el peliverde iba totalmente de traje, algo que le parecía extremadamente exagerado, aparte por el calor que hacía afuera.

Los dos salieron de casa caminando hasta el auto, subieron y en el camino Zoro seguía con un semblante serio, no hablaba para nada y Sanji comenzaba a sentirse incómodo, tenía que hablar o algo para suavizar el ambiente, tardo mucho pensando en que decirle ya que después de unos largos minutos pudo darse cuenta que se detuvieron, al parecer habían llegado, sus ojos pudieron ver aquella casa que al instante quedó impresionado por la inmensidad que tenía, si la casa de Zoro era grande esta era enorme,tanto que parecía un castillo, y para su gusto era una exageración.

Antes de bajar del auto Zoro dejo salir el aire que llevaba dentro de el en un suspiro, algo que llamó la atención del rubio.

-¿Sigues molesto? No creo que puedas estarlo una vez que entramos.

-Te recuerdo que todo esto es por tu culpa.

-¿Mi culpa? Yo no fui quien...

-Cierra la boca, una vez ahí dentro te vas a comportar cómo mi pareja que no se te olvide que te compre así que básicamente eres una prostituta, así que guarda silencio y sígueme.-No dijo nada más y bajo del auto dando un portazo.

Sanji no dijo nada, su humor decayó un poco al escuchar esas palabras, pero dijo algo que después de todo era cierto.

Es una prostituta.

Después ambos fueron recibidos por la empleada de la casa, al caminar por los pasillos se pudieron encontrar con aquella chica de cabellos rosas que al verlos se emocionó tanto que corrió a ellos.

-¡Zoro! ¡Sanji!-dijo recibiendolos con un abrazo.

-¿Porque estás aquí?-preguntó el peliverde.

-Papá me llamo, dijo que tenias algo que decir.

-Hay no, maldita sea.

-¿Que pasa? Oh, no me digas que...¿vas a presentarle a Sanji? ¡Oh dios mio! ¡Esto es serio!

-¡No hagas escándalo!-trato de callarla.

Sanji se había mantenido callado en lo que los dos hermanos hablaban, cuando a lo lejos pudo ver a un hombre acercarse.

-Zoro, llegaste.-dijo una voz gruesa.

-Oh, S-Si Papá, llegue hace un momento y...

-Adelante pasen.-Sanji se mantenia detrás del peliverde, aun sin decir ni una palabra, Zoro volteo desde su hombro a verlo y sin más avanzo teniendo ya sus ojos al frente.

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora