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Era verdad lo que dijo Zoro, Sanji no tenía a donde ir, ni a donde volver, no sabia si regresar con Zeff era buena idea ya que probablemente su antigua familia lo encontraria fácilmente.

Reiju seguía en la ciudad pero tampoco considerba buena idea pedirle ayuda, además no quería tener que darle explicaciones.

Tenía una ultima idea, pero no sabía si iba a funcionar, era mejor intentarlo o dormir en la calle, saco su teléfono y decidió llamar a esa persona, después de unos tonos por fin había contestado.

-Sanji, ¿que pasa?

Sanji:
-Perona, puedo pedirte un favor?

Perona:

-Claro que si cariño, ¿Que pasa?

Sanji:
-¿Puedo quedarme en tu casa unos dias?

Perona:

-¿Que? claro que si,pero ¿que paso?

Sanji:
-Te lo explicare, pero en cuanto te vea.

Perona:
-Me parece perfecto, mándame tu ubicación y paso por ti.

Después de eso Sanji colgó la llamada mandando la ubicación que Perona le había pedido.

En realidad no estaba muy lejos de la casa de Zoro, estaba a sólo unas cuadras, se le había echo un alivio que no lo siguiera, pero estaba bien ya que Perona lo encontraria más fácil al no estar muy lejos de casa.

Después de unos minutos el auto de la chica se parqueo justo frente a el y no dudo en subir.

La mujer rápido lo abrazo tratando de consolarlo ya que desde que subió había comenzado a llorar.

-Sanji ¿que paso? ¿Otra vez Zoro?

El rubio trataba de detener su llanto para poder hablar con claridad, con sus manos quitaba cada lágrima que salia de sus ojos a la vez que trataba de calmar su respiración.

-S-si, discutimos y la verdad es que no quiero estar cerca de él, al menos no unos días, por eso te pregunte si podía quedarme contigo.

-Claro que si Sanji, eres bienvenido mi casa, es enorme y puedes estar los días que necesites.

La mujer encendió el auto en camino a su casa, tenían mucho de que hablar así que esperaría hasta llegar para hacer sentir más cómodo al rubio.

Al llegar lo hizo pasar a su habitación así para hacerlo sentir en confianza, Sanji nunca había pisado la casa de la pelirosada por lo que era su primera vez ahí, su casa le parecía hermosa, era como la de Zoro pero con un toque más femenino, pero al mismo tiempo más oscuro.

Se notaba la gran diferencia de gustos entre los hermanos.

En esos momentos Sanji no podía evitar sentirse una molestia, tener que recurrir a la ayuda de su cuñada por problemas en los que ella no tenía que ver y por si fuera poco aún no le contaba todo, mínimo tenía que ser sincero con ella.

-Tengo algo que confesar...-dijo Sanji tratando de no pensárselo mucho.

-¿Que? ¿confesar?-preguntó.

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora