04

331 31 1
                                    

Sanji se encontraba en un pequeño parque a unas cuadras del Baratie, después de mandarle la ubicación a cierto peliverde espero lo suficiente cómo para desesperarse, sentía que era una eternidad lo que había estado ahí sentado pero en realidad solo habían pasado algunos minutos.

A lo lejos reconoció un auto, el mismo que lo había ido a dejar aquella vez.

Se estacionó justo delante de él por lo que se puso de pie enseguida.

-Hola de nuevo.-sonrió al bajar la ventana.

-Llévame a tu estúpida casa ya, niño rico.–dijo fastidiado.

-¿Vas a explicarme el porque estás aquí y no donde te había dejado? creí que trabajabas ahí.–pregunto al ver a Sanji entrar al auto.

-¿Podemos irnos primero?

Zoro no dijo nada más y siguió el camino a su casa en silencio, al llegar Sanji no creía lo que veían sus ojos, la primera vez que había estado ahí no le puso atención pero ahora que se fijaba bien era bastante grande, no era una mansión pero si era muy de ricos.

Entraron y el peliverde hizo que lo siguiera por todo el lugar, enseñándole cada cosa hasta llegar a las habitaciones.

-Aquí viviras apartir de ahora, esta es la habitación en la que dormirás, puedes salir si así lo deseas, esto no es un secuestro, siempre y cuando vuelvas, te mantendré vigilado.

-¿vigilado?-preguntó.

-También puedes usar la televisión, puedes tomar cosas de la nevera, usar la ducha, la piscina, la tina del baño y todas las comodidades que hay aquí, solo no robes nada.

-No soy una puta rata.

-Bien, me alegra escuchar eso, más vale que te acostumbres a estar aquí por que no serán solo algunas semanas, sígueme vamos a mi oficina.

Sanji una vez más lo siguió, los pasillos cada vez más se hacían más largos, esa casa era enorme.

Al llega ambos tomaron asiento, uno frente al otro, lo único que los separaba era un bonito escritorio de madera.

-El trato es este, tu fingiras ser mi pareja frente a mis padres y amigos, fingiremos ya sea en reuniones, fiestas o cenas familiares, fuera de ahí no es necesario.

-Bien, pero solo te daré la mano.

-Es suficiente y si acaso un abrazo, no es necesario más, frente a cualquier persona tienes que decir que soy tu novio.

-¿es necesario?

-Muy necesario, así será más creíble.

-¿Cuánto me pagaras por tal humillación?

-¿Cuánto quieres? Elige tu precio.

-¿cinco? No, diez.-dijo rápido al cambiar la sifra.

-Diez mil semanales, esta bien.

Sanji estaba sorprendido, no sabia que tanto dinero podría tener Zoro pero debería de ser mucho cómo para ofrecerle diez mil a la semana.

-¿puedo hacer una pregunta?

-¿que pasa?-dijo con una seriedad en su rostro.

-es con respecto a tu olfato, ¿Cómo es eso?-preguntó curioso.

-No es de tu incumbencia, así que no hagas más preguntas, ya dije suficiente.

Al parecer Sanji tenían la misma curiosidad que Zoro tenía por el.

-Eres un engreído.-dijo fastidiado.

-Bien, es todo por ahora, me tengo que ir, oh por cierto, mi empleada está a tus órdenes, su nombre es Tashigi, no la asustes.-dijo al salir de la habitación.

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora