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Paso una semana, Zoro en este momento se sentia angustiado ya que Sanji no había vuelto a casa al parecer había sido enserió y se daba cuanta del golpe de la realidad, salía de su habitación y estaba solo de nuevo, si no fuera por el trabajo seguramente ni hablaría en todo el día, Tashigi se veía más seria de lo normal y sabía que era por su culpa, se le veía triste, aun no sabia cómo iniciar una conversación con ella ya que se sentía avergonzado.

Camino hasta la cocina, sentía algo de hambre y no quería molestar a Tashigi por lo que decidió cocinar el, saco los ingredientes que necesitaba de la nevera, saco sus utensilios de cocina que ocuparía, encendió la estufa y comenzó con cortar algunas verduras después de haberlas lavado.

Trataba de tener cuidado, el cuchillo que sostenia era muy afilado, pudo recordar las veces que cocinaba con el rubio y cómo este era muy hábil con los cuchillos más bien, era muy hábil en la cocina en general, el apenas podía cocinar algo básico y es que casi no solía comer en casa muy seguido.

No supo como, que en un movimiento rápido corto la palma de su mano, no se había dado cuenta ya que seguía ocupado con su mente, pero al ver líquido rojo por toda la barra pudo despertar y darse cuenta que estaba chorreando.

–!Auch!–hizo una mueca de dolor con su boca.

Había dejado caer el cuchillo al suelo y algunas cosas más provocando un estruendo.

Minutos después apareció corriendo Tashigi.

–¿Paso algo? ¿Se encuentra bien?acabo de escuchar un ruido.–al verlo cubrió su boca con ambas manos.–¡Oh, dios! Su mano.–dijo al estar cerca.

–Estoy sangrando un poco...

–¿un poco? Pero mire como chorrea, ire por gasas, vendas y...

–No te preocupes, con un poco de agua se aliviara.

‐Claro que no, ahora tome asiento y presione con esto.–le paso un trapo de cocina aparentemente limpio para que hiciera presión sobre su herida.

La chica salió corriendo de la cocina mientras el se quedó sentado en la silla del comedor esperando a que regresara, solo podía observar como aquel trapo se empapaba de sangre y escurría un poco sobre el suelo.

–Bien, ya volví, déjeme ver.–Zoro fue obediente y no se resistió a lo que ella le pedía, descubrió su mano para que ella pasara un algodón lleno de alcohol,  ardía un poco, pero podía soportarlo.

Tashigi en realidad se veía muy concentrada, tomaba la mano del peliverde con delicadeza como si fuera a romperse, pero en realidad esas manos eran mucho más grandes que las de ella.

Mientras que Zoro veía con atención cada movimiento, como cubría su mano con gasas y después la envolvía con una venda.

Sus lentes se resbalaban por el puente de su nariz, solo tomaba una pequeña pausa para subirlos con la punta de sus dedos y después continuar.

–No tenias que hacer esto.–dijo Zoro.

–No podía dejarlo así Señor Zoro.

–Debiste haberlo dejado, me porte cómo un idiota.

–No pasa nada, no debí haberme metido en temas personales.

–Aun así quisiera disculparme contigo, por como reaccione, ya no hablamos en días.

–Lo sé, ya comenzaba aburrirme.–rio.–Pero ¿que hay de Sanji? de verdad que estoy preocupada por el.

–La verdad es que ni siquiera se dónde esta, no quiere hablar conmigo, no me contesta los mensajes ni llamadas, es como si solo hubiera desaparecido.

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora