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Pasaron tres semanas más, Zoro tenía a su padre metiéndole presión en cada momento según el por qué ya no le ponía esfuerzo a su trabajo.

Y era verdad porque ni siquiera tenia las ganas de esforzarse.

Se mantenia encerrado en la oficina del edificio en esos momentos solo deseaba estar en casa pero todo el trabajo se le acumulaba, cada vez sentía más peso sobre sus hombros y todo ese trabajo lo tenía estresado.

Sus compañeros de trabajo estaban preocupados por el ya que ni siquiera lo veían bajar a comer y entre ellos Law, que aunque ya no hablaran aún se preocupaba por el y podía notar que algo no estaba bien con el peliverde.

Cualquiera lo podía notar, por su apariencia, por sus repentinos cambios de humor, sus fermonas alteradas, no comía, no hablaba con nadie, llegaba al edificio y nisiquiera saludaba, solo iba directo a su oficina.

Law dejo de pensarlo mucho y fue hasta donde estaba Zoro y hablar con el con toda la probabilidad de ser echado.

Toco la puerta un par de veces pero no había respuesta, toco una vez más y esta vez si respondieron.

-¡¿Que quieren?! ¡estoy ocupado!

Fue suficiente y entró cerrando la puerta detras de el.

-¿Que quieres Trafalgar? Estoy muy ocupado para visitas.

-¿Has visto como te vez? Te vez muy...irritado.

-Si, por suerte tengo espejos en mi casa, y todos los putos días me preguntan lo mismo.

-Algo no estaba bien contigo.

-Hace tiempo que no hablamos ¿porque te debería de importar?

-Zoro, yo aun sigo considerandote un amigo, un hermano y es imposible verte y no preocuparme por ti.

Zoro se dejó caer sobre su silla de escritorio cubriéndose el rostro.

-No se que me pasa, no se que decir respecto a cómo me siento.-suspiro.

-Puedo imaginar por quien estas así.

-Si pero, no lo culpes a él, culpame a mi, yo tengo la culpa.

-Bien, no hablaremos de eso porque se cuanto te afecta, mira, te traje algo para que desayunes.

Law le entrego una bolsa la cual contenía comida ya que por el olor se podía dar cuenta y de su otra mano le entrego un café.

-Bien pero no tengo hambre.-quito sus manos de su rostro pero miro a otra parte ya que no quería que lo viera.

-Zoro, no seas duro contigo mismo, lo necesitas.

-Ni siquiera tengo tiempo para esto.

-Puedo ayudarte con lo que se te acumuló, no tienes que preocuparte.

-¿Y tu? ¿No tienes que hacer algo?

-Estoy al día, así que tengo tiempo.-alzó sus hombros.

-En realidad, si necesito una mano.-sonrió leve.

Law le devolvió la sonrisa y junto a él comenzó hacer todo el trabajo que se le había juntado al peliverde por los días que no se había presentado.




Salió de su oficina era hora de volver a casa, ya pasaba de la media noche y se encontraba cansado más de lo normal, sentía sus ojos pesados y cansados por la falta de sueño, su estómago dolía suponía que por el hambre y sus piernas habían comenzado a debilitarse.

ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora