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Zoro se sentía asfixiado estando en un salón de eventos muy prestigioso, lleno de personas completamente elegantes de pies a cabeza, con sus vestimentas caras, bebiendo vinos sumamente costosos y hablando de negocios importantes, o simplemente pasándola bien.

El asunto del porque estaba ahí era nada más y nada menos que por obligación, su padre era la persona más importante si se podía decir del país teniendo una agencia de autos de lujo, de los más vendidos que había, y el solo estaba ahí porque era parte de la familia.

Una familia de Alfas dominantes y teniendo una compañía así de famosa era de mucho poder, era obvio que todos los ejecutivos igual de importantes tenían que estar ahí.

Tanto Zoro, su hermana menor y su padre eran Alfas, totalmente puros, el peliververde era gerente de una de las tantas empresas que tenia su padre y aparte de eso el futuro heredero, teniendo una hermana dos años menor que el tal vez tenía que compartir un poco el negocio.

Mientras que su madre, era una Omega dominante, había pocas de su clase, algo que había aprovechado bastante el padre de Zoro al tener una familia con ella.

Zoro nunca le había tomado importancia al genero de los demás, para el todos eran iguales, tal vez y era por su condición.

Cuando el peliverde era un niño, sus padres lo llevabaron con los mejores doctores de la ciudad e incluso del extranjero para saber que era lo que le pasaba con el pequeño.

Resulta que era un Alfa sin olfato, algo que hizo decaer en el ánimo de ambos padres, era un problema, pero el pequeño no entendía mucho del porqué a sus padres se les veía tan decepcionados.

Para el padre eso había sido un total fracaso, su hijo y su futuro heredero era un Alfa puro sin olfato.

Esa había sido la razón por la que no había sido tan unido con el pequeño peliverde.

Haciéndolo crecer poco a poco con el rechazo de su padre el cual solo veía a su pequeño hijo cómo su remplazo en la imagen de la empresa.

Volviendo al presente, Zoro se mantenía callado mientras bebía de su copa de vino, estaba distraído que no sintió la presencia de su padre.

-¿Que haces acá apartado de todos?-dijo el hombre.

-Sabes que no me gusta estar en estos eventos.

-Yo se que no, pero imagína que dirán los medios al ver que hago una fiesta y me presento sin uno de mis hijos, seria una locura.

El peliverde no respondió nada, ya esperaba una respuesta cómo esa.

-¿Y bien? ¿Viste a alguien de tu agrado? Si te llama la atención alguien sabes que puedo presentarte.

Sabia que en algún momento iba a sacar ese tema, llevaba ya mucho tiempo soltero y no era algo que le molestara, pero al parecer a su padre si, ya que siempre sacaba el mismo tema de siempre, Zoro no era feo ni nada, pero simplemente no tenía cabeza ni tiempo para darle atención a alguien, mucho menos sabía ligar, ya deplano ni lo intentaba, al parecer a su padre ya le avergonzaba el echo de que su único hijo siga soltero a sus 31 años de edad.

-¿Que te hace pensar que estoy tratando de buscar pareja?

-Digo, aquí hay mucha gente de tu misma clase social, estas soltero y hay muchas jovencitas bellas.

-No estoy interesado.

-Tu sabes, los años van pasando muy rápido.-dijo aquello último y se fue.

Zoro estaba irritado, toda esa gente lo fastidiaba, decidió por salir de ahí e irse, era la mejor opción o se volvería loco, era muy probable que su padre le gritoneara después, pero le importo poco que subió a su auto y se fue abandonando el lugar.


ENTRE NOSOTROS//OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora