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Estirando los brazos escucha atentamente al rizado hablar sobre la película que vieron en el cine, riéndose de vez en cuando por cómo hablaba emocionado como un niño de cinco años sobre los efectos visuales y los grandes e increíbles “monstruos” que aparecieron en las incontables escenas. Era agradable tener su compañía, además de relajante. Salir con Juani significaba olvidarse por unas horas de sus preocupaciones universitarias, aparte de verlo luego de tiempo sin reunirse.

—Godzilla es el mejor. —finaliza, siguiendo a Tomás para tirar la basura de los panchitos y la gaseosa—. No entiendo a los team Kong.

—Y bueno. —alza sus hombros, riéndose.

—Es que amigo, ¡Godzilla hizo todo lo piola!

—Media película se la pasó dormido y la otra viajando por medio mundo, boludo. —burló.

—¡Estaba recargándose para pelear!

Tomás rodó los ojos divertido, caminando por el mall tranquilamente, mientras miraba a su alrededor en busca de algo qué hacer juntos. Podrían ir al arcade o comer algo ya que se encontraban en el lugar. Su atención cruzó al otro lado del barandal, sin buscar realmente algo específico, y se encontró con una bonita cabellera castaña y un perfil que –para nada acosador, sino observador– conocía, para su suerte, perfectamente.

No sé sorprendía por verlo en un mall, lo que le llamaba la atención era la compañía que él tenía; un hombre que no sobrepasaba los 30 años, cabello rubio, y contextura delgada, no le parecía conocido. Ambos comiendo como si fueran conocidos de toda la vida, aunque a Tomás no se le podía escapar como el rubio rozaba las manos de su profesor, eso causó una mueca en su boca y una sensación poco agradable en su pecho.

¿Celos? Tal vez.

—¿Tomás? —su voz lo sacó de su burbuja— ¿Estás bien?

—Sí. —respondió dudoso, volteando a ver al lugar que antes miraba. Verlo reír causó que empujara la lengua en la parte interna de su mejilla. Quería ser quien lo hiciera reír así—. Sólo ví a alguien conocido.

—¿Querés ir a saludar?

—No. —volteó a mirar al más alto, quien con sus ojitos azules lo miraba de vuelta—. Vos y yo tenemos cosas más interesantes.

El pelicafé le sonrió, tomando la mano de su amigo para comenzar a caminar lejos de allí, sin notar como el rizado se sonrojaba por el agarre, pero sin decir nada se dejaba llevar y guiar por Tomás, observando el agarre en su mano con timidez.

—Vayamos al boliche, Juani.

Era cierto que era inmaduro, pero, ¿qué otra cosa podría hacer? ¿ir hasta donde él y solo saludarlo? Sería incómodo llegar de la nada e interrumpirlos, aunque quisiera hacerlo por sus emociones impulsivas, además no tenía idea de qué era el rubio de Rodrigo. Aunque no podía pensar mal de él, su profesor nunca habló de su vida privada o sexualidad, y eso ahora le carcomía la cabeza.

¿Quién era él?

¿Es tu novio, Rodrigo?

Sus ojos miraron de reojo en dirección de su crush, encontrándose con los ojos oscuros y calculadores del rubio que lo observaban. Lo cuál hizo al menor apretar la mandíbula y de nuevo mirar al frente, sintiendo como estaba arrastrando a su amigo casi obligado por sus actitudes. No debía estar actuando como un adolescente teniendo 20 años.

—¿Sí queres ir? —se atrevió a preguntar, sin verlo por la vergüenza que sentía, aunque no soltó su mano, solo disminuyó la velocidad.

—No tengo problema en ir donde queras, es cómodo si se trata de estar vos. —soltó con sinceridad, sonriendo cuando Tomás se giró a verlo.

Ahora fue Tomás quien se sonrojo y desvió la mirada a otro lado, soltando su mano está vez.

—Sos un tarado.

ઇઉ⠀© HEARTOM.

lo prometido es deuda, mwa tomisboyy <3.

PIROPOS   𝑓𝑡.  rodrimásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora