09.

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Mi escape siempre resulta ser el bar de Benja, ya sea para disfrutar o para evitar pensar y escaparme de todo. Mientras camino a pasos rápidos por las veredas nocturnas de la ciudad voy agobiada, temblando porque no fui capaz de agarrar una campera antes de salir. Solamente escaparme.

Veo mucha gente cuando llego, lo cual es raro porque es jueves. Me acerco a la puerta y cuando estoy por mandarme, un patova me agarra de la muñeca.

-¿Qué haces? -me pregunta. -¿Tenés pase?

-¿Pase de qué? -pregunto confundida y riéndome sin entender. Qué flasheaba, ¿que estábamos en un boliche concheto?

-No entrás, piba.

-Yo conozco al dueño, a mí no me vas a decir que no paso -le respondo en caliente y vuelvo a intentar pasar pero me frena. La puta que lo parió. -Bueno, listo, no paso -digo alejándome con una sonrisa y doblo en la esquina rodeando el bar. Sé que hay una puerta atrás, la uso a veces con permiso de Benja cuando el bar está hasta las bolas y yo solo quiero una birra sin cruzarme a nadie.

Cuando llego a esa puerta doy un par de pataditas y empujones con la "técnica Benja" y la destrabo, abriendo. Tomá, patova.

Desde la cocina que es donde entro se escucha música y demasiado alboroto.

-Já, miren quién apareció -Paula sonríe entrando a la cocina desde el salón, con un par de vasos y copas vacías en las manos que va directo a tirar en el lavaplatos.

-Hola, Pau -sonrío levemente. -¿Querés que te de una mano?

-Porfi, estamos a full hoy -pide soltando un suspiro.

-¿Qué onda? Hay un patova afuera que no me dejó pasar -le cuento mientras abro la canilla y lavo las cosas. Ella se apoya al borde de la mesada con los brazos cruzados.

-Ah, sí, es un after de tus amigos.

-¿Benja?

-Los airbag, boluda.

-Pará, no entiendo, ¿están acá?

-Sí, hoy fuimos a verlos al luna y habíamos arreglado que el after iba a ser acá, Benja esta chocho con toda la gente que hay -dice sonriente y le sonrío de vuelta, escondiendo que tengo ganas de ver a Guido. -¿Todo bien vos?

Suspiro con pesadez.

-Sí, lo de siempre -levanto el hombro restándole importancia y miro lo que estoy lavando. No quiero llorar. -No te preocupes.

-¿Segura? Sabes que acá contás con todos para lo que necesiten, Leo igual.

Escuchar su nombre me hace llenar de bronca de nuevo, pero sigo disimulando.

-Sí, lo sabemos, gracias -asiento y sonrío. -Andá a ver si Benja necesita algo, yo me encargo de esto y los veo ahí, ¿dale?

-Joya -dice ella, y se acerca a darme un cortito abrazo por la espalda, y después se va. Que buena amiga me vine a ganar.

Cuando termino de lavar todo y dejar acomodado para ayudar un toque más a los chicos, salgo de la cocina y el ambiente cambia completamente. Música, luces, voces, risas, ruido de botellas y vidrios. Nunca había visto el bar de Benja tan hasta las bolas.

Buscarlos a ellos o a Guido incluso se me va a complicar. La pinta de la gente es como la de esas personas que estaban en el primer after al que fui con Guido cuando lo conocí. Gente con plata. De nuevo el color negro me salva de no desentonar gracias al pantalón de cuerina y el top blanco que tengo puestos, capaz las vans no van mucho pero qué me importa. Mi celular empieza a vibrar cuando creo haber visto a Pato de espaldas, pero cuando freno a ver de quién es la llamada y corto, ya lo pierdo de nuevo. Sigo buscando y mi celular vuelve a sonar una y otra vez, hasta que me pudro y respondo.

tarde .guido sardelli.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora