14.

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Quiero vomitar. Mientras los chicos se llevan a Guido que está cegado de ganas de cagarse a trompadas, me escabullo y voy al baño. Siento estar desesperada.

—Permiso —le pido a una chica que está tapándome el paso por estar sacandose selfies, y como no se corre la empujo y entro; era eso o vomitarle encima.

Ignoro su puteada y cuando me encierro en un cubículo y me inclino sobre el inodoro, no vomito, ni siquiera tengo arcadas. Es ansiedad. Me enderezo y me tapo la cara con las manos, tratando de que el pánico no me gane.

—Cielo.

Es Guido. Me quedo en silencio.

—Ya sé dónde estás, abrime —pide, y siento que se apoya al otro lado de la puerta donde estoy yo apoyada.

—Andate, por favor.

—Si es por lo de recién perdoná, no quise armar quilombo.

—No es por eso.

—¿Entonces?

—¿Podés dejarme sola? —insisto apoyando la cabeza en la pared.

—Puedo pero no quiero.

Una sensación rara ocupa un lugar en mi pecho. No tengo esa impulsividad de gritarle y enojarme para alejarlo como hago siempre con todos, sino todo lo contrario, quiero que se quede conmigo.

—¿Me abrís? —pregunta después de unos segundos de silencio.

—Estaba abierto —respondo corriéndome a un costadito cuando él empuja un poco la puerta y me ve. Me río de lado cuando veo su cara de sorprendido.

—Ah, estás chistosa.

—Nunca cierro con traba, una vez de chiquita me quedé encerrada y fue suficiente —digo saliendo del cubículo dándome cuenta de que estamos en los baños solos. Que raro.

—Trabé la puerta principal —dice sonriendo con inocencia y señalando la puerta de entrada al baño. —¿Me vas a putear?

Sonrío. Quién carajos pensaría que yo seria capaz de sonreir honestamente en un momento tan de mierda.

—Hoy safas.

—La que no safa sos vos —comenta acercándose a mi lado mientras me ato el pelo en un rodete flojo frente al espejo. No tengo gomita de pelo y Guido me toca el brazo, extendiendo la que tiene en su muñeca.

—¿Qué hice? —pregunto fingiendo que no tengo idea y saco la gomita de su muñeca para atarme el pelo. —Gracias.

—No viniste al asado, se te viene la noche con Pato.

Suspiro y me doy vuelta para verlo, apoyándome al borde de la mesada de los lavamanos. Guido esta tranquilo, me trata normal, y para mí que alguien me trate normal es un alivio. Quizás por eso no quería escaparme de él.

—Quedé como el orto, ya sé... —murmuro, encogiéndome de hombros. —No quiero ni verlo porque no tengo excusas, aparte me encuentran acá de joda, y tienen razón en calentarse y querer mandarme a cagar.

—Yo sólo puedo hablar por mí —dice, mirándome. —Y entiendo que debes tener tus razones, pero no te olvides que estoy acá no solo para cagarnos de risa.

—¿Para verme quebrar en la calle? —pregunto.

Guido arruga la nariz con una muequita de asco y se ríe.

—Sí, eso también.

Sonrío y acto seguido suspiro con pesadez, pensativa. No tengo cara para ver a Pato, ni a Benja, ni a Pau, si pudiera me escaparía aunque quedara como una cagona pero ellos no son algo que pueda ignorar demasiado.

—Gracias, Guido.

—¿Por encerrarte en un baño? —pregunta levantando una ceja y me río, él se acerca hasta quedar frente a mí a poca distancia. Veo los mechoncitos de pelo que le caen a los lados de la cara y él se los lleva atrás de la oreja en un fallido intento por correrlos.

—En serio, por estar acá —digo sonriendo levemente y extiendo la mano para sacar los rulos de atrás de su oreja, dejándolos caer de nuevo a los lados de su cara. Él me mira confundido. —Así te queda mejor.

Él sonríe. Alguien golpea la puerta al otro lado y nos reímos, es entonces cuando le hago un asentimiento con la cabeza para que abra y salgamos. Me importaba poco si pensaban mal. Cuando Guido abre hay unas cuantas minas agrupadas que nos miran mal, más a mí, aunque es claro que Guido se gana mejores miradas.

—¿Tomamos algo? —me pregunta, señalando la barra.

—Dale, vamos.

—¿Con quién viniste? —me pregunta él una vez que nos alejamos un toque del quilombo en la barra. Pide dos birras.

—Una amiga —miento. Él me mira dudoso.

—¿Tu "amiga" es el bobo ese con el que estabas? —pregunta bufando, y agarra una lata de birra para abrirla, extendiéndomela. Hace lo mismo con otra para él.

—¿Celoso? —lo molesto, sonriendo y me tomo un trago.

—Nah, pero sos demasiada mina para boludos así.

—Igual no, a él ni lo conozco... —digo, y veo que a pocos pasos están Pato, Pau y Benja. Mi cara debe haberse transformado porqje Guido se da vuelta a ver qué miro y suspira. —Agarrame porque me escapo —le pido, tensa.

—No seas boluda, no te van a matar —se me burla, justo cuando ellos llegan adonde estamos.

—Capaz te cague un poco a puteadas —agrega Pato, apoyando el codo en la barra a su lado y mirándome.

—Eso —coincide Benja y Pau se ríe.

—Yo sí te voy a matar —dice ella. —Chamuyera del orto.

—Che, después el que tiene que bajar un cambio soy yo —se queja Guido, haciéndose el ofendido y poniéndose en frente mío. —A Cielo no la tocas, eh.

—Ah, porque eso lo haces vos, ¿no? —retruca Pau y todos nos cagamos de risa.

—No hablen como si no estuviera —digo, corriendo a la espalda de Guido de mi visión.

—Es la costumbre, nunca estás —murmura Pato y le doy un golpecito con el puño en el brazo.

—Perdonenme por eso, chicos —pido con culpa. Sé que no están enojados y que todos los reclamos son en joda pero yo sé que estuve mal, no importa que haya sido por razones de fuerza mayor.

—Tranqui —dice Benja guiñándome el ojo. Le sonrío.

—Che, ¿no quieren que vayamos a otro lado? Odio este lugar, me hinché las bolas del ruido —se queja Guido mirando con desagrado su alrededor. Todos asentimos.

—¿Vamos a mi bar? —nos invita Benja, abrazando a Pau de los hombros. —Les dejo barra libre por hoy.

Pato festeja, ya sé que esta medio en pedo por su actitud, y los demás no estamos muy diferentes. Después de semanas de pasarla mal, perderme una noche más con mis amigos cambian por completo mi energía, me renuevan, y ahí es cuando realmente me olvido de los quilombos que me vienen persiguiendo y el tiempo va calmando el dolor.

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Hola erbakeras!
Quisiera saber, ¿qué opinan hasta ahora de la historia?

tarde .guido sardelli.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora