—¡Mierda! —me quejo al sentir el ardor del alcohol— ¡Ten más cuidado!
—Disculpe joven, pero es necesario asegurarnos de que la herida esté bien limpia antes de cambiar la cura.
Se refiere a las puntadas que me tuvieron que dar en el hospital gracias al suave golpe que mi querido padre me dió en la cabeza.
—Sí, como sea. ¿Hasta cuando estaré encerrado en esta jodida casa?
—Bueno... mañana se cumplen los ocho días reposo que ordenó el doctor. Además, tiene que volver al colegio, y ya sabe lo estricto que es el señor Enrico con su educación.
Joder, recordar que tengo que volver a ese lugar después de mi suspensión y reposo simultáneo me genera ansiedad. Apartando el hecho de que supuestamente le debo ofrecer una disculpa al hijo de puta de Román, no quiero tener que explicar a Oriana lo que sucedió. Porque a pesar de las millones de veces que las criadas lo negaron cuando les pregunté, yo sé que ella se dió cuenta.
Oriana podrá saber leer a duras penas, pero idiota no es. Al menos no para estas cosas. Es imposible que no se haya dado cuenta de la tremenda golpiza que me dió Enrico después de enterarse de lo que hice en escuela.
Por otro lado... ella sí que me tiene que dar explicaciones a mí.
Ya ni sé qué coño creer. ¿Es lesbiana o le gusta Román? Más vale que sea lo primero, aunque ahora está en tela de juicio por el beso que nos dimos.
Tanto tiempo esperando que sucediera, y ni siquiera lo he podido disfrutar por la sombra de la duda.
Maldito Román Tcherassi, qué putas ganas tengo de matarte.
—No sé cómo me voy a controlar mañana... —pienso en voz alta.
—¿Disculpe?
—Nada, Ofelia, estoy hablando solo— le digo la vieja criada.
Quizás deba empezar a tratarlas mejor; después de todo, las sirvientas de la casa últimamente se han comportado como si fueran mi madre. Ellas son las únicas que cuidan de mí, a diferencia de la de verdad, que decidió largarse. Pero claro, ella piensa que con una llamada lo va arreglar.
En ese momento la puerta se abre abruptamente entrando otras de las criadas, una mucho más joven.
—¿Qué pasa, Clara? ¿Por qué entras así?
—Ay, Ofelia, es que abajo está otra vez esa muchacha —le cuenta desesperada—. Dice que no se irá hasta que la dejemos pasar...
De inmediato dirijo la mirada hacia Ofelia, y noto que intenta darle una señal a Clara para que se calle.
—¿De quién están hablando? —ninguna responde— ¡Contesten!
—Es su compañera del colegio, joven — finalmente Ofelia explica, dubitativa—. La misma de... ese día.
—¡¿Qué?! —me pongo de pie rápidamente— ¡¿Oriana ha estado viniendo?!
—Sí...
—¡¿Y por qué no me lo dijeron?!
—Es que su padre ordenó que nadie entre a la casa...
—¡¿Acaso soy su puto prisionero?! —me paso las manos por el cabello, intentando que se vea mejor— Clara, haz que pase.
—Pero... —empiezan a decir al unísono.
—¡Qué pase, dije! —les grito, tal cual el energúmeno que me engendró— ¿Ven a Enrico por aquí? No, ¿verdad? Él no se va a enterar.
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Like a Boy
Teen FictionDentro de un círculo social elitista, los padres de Oriana y Leonardo planean su futuro matrimonio. Oriana no es una chica común, ya que, tras sufrir abuso sexual por parte de un amigo de la familia, ha dejado de vestir y actuar como se supone que...