Capítulo 2

366 35 2
                                    

Hay silencio en la mesa mientras cenamos. No es un silencio cómodo ni espontáneo, sino un silencio inducido puesto que a mi padre no le gusta conversar al menos que él esté de ganas.

Y esta noche no lo está.

-Disculpe, señor -interrumpe una de las criadas de la casa entrando al comedor. Papá levanta la vista de su plato y la observa con dureza. La mujer tartamudea-. El señor Marco está llamando...

Me tenso.

-¿Y qué se supone que haga? ¿Pararme de la mesa y hablar con él? -pregunta con ironía; de inmediato la empleada entiende lo que debe hacer y se retira con la misma rapidez con la que había entrado- ¡No le basta ponernos en ridículo, además se atreve a llamar a esta hora para pedir que le salve el trasero!

-Mi amor... -la voz de mamá falla un poco antes de proseguir- tal vez... sea importante...

-La maldita vida de ese inútil no es mi problema. Si no puede lidiar con las zorras que se folla, allá él.

Mamá lo mira con reproche.

-¿Lidiar con zorras? ¡Enrico, a tu hermano lo están denunciando por violación! No puedes darle la espalda como si fuera un cualquiera.

Él tira los cubiertos contra el plato de porcelana.

-¡¿Y tú qué sabes, eh?! -grita- No te pedí tu opinión, así que más te conviene cerrar tu estúpida boca si no quieres que lo haga yo con un puñetazo.

Mamá baja la mirada y se levanta de la mesa para luego irse. Estamos acostumbrados a ese tipo de amenazas en esta casa.

Continuamos cenando como si nada.

-¿A ti cómo te fue hoy?

Parpadeo antes de reaccionar. ¿Me está hablando? Son pocas las ocasiones en las que tenemos una conversión.

-¿En la escuela? Bien.

Mejor responder lo estrictamente necesario. Hablar de más puede ser peligroso.

-Espero que este curso mantengas tu nivel -me señala-. Lo digo enserio, Leonardo. No espero menos de ti.

-No te preocupes, papá. Seré el mejor promedio, como siempre -aseguro.

Aparte de dinero y poder, papá tiene una tercera obsesión; la excelencia académica.

-No me preocupo, preocúpate tú, porque te va ir muy mal si me decepcionas. Con tu tío ya tenemos suficiente mierda en esta familia.

Asiento con la frente perlada en sudor. Lo cierto es que opino igual que mi madre. Pienso que no debe darle la espalda; estoy seguro de que Marco es inocente y espero que la verdad salga pronto a la luz. Aunque él vive en América y no nos vemos tan seguido, irónicamente para mí representa una figura más paternal que la de mi propio padre.

Después de subir a mi habitación, antes de dormir envío unos cuantos mensajes de texto. Debo actuar si no quiero vérmelas con mi padre.

-¿Trajiste lo que te pedí? -le pregunto a Vitto en cuanto lo veo al día siguiente en la escuela.

-Lo hice, ¿pero para qué necesitas eso?

-¿Qué te pidió? -curiosea mi otro amigo, Román.

-Comida para perros y una soga. ¿Conseguiste una mascota?

Pienso un segundo.

-Digamos que sí. Voy a hacerle una pequeña broma al marica de Dominic para mostrarle quién es el jefe.

-Ah, ya. Como la nerdita cambió de colegio, necesitas un nuevo esclavo... -razona Vitto.

Siempre obtengo las mejores notas, pero realmente no son mis notas. Estudiando por mi cuenta no logro alcanzar las expectativas de mi padre, por eso tengo un método secreto para ser el mejor y engañar a los profesores. Nadie había descubierto que Isabella -una eminencia en todas las materias- era la que hacía mis tareas y me daba las respuestas de los exámenes, pero se fue a otro colegio y tengo que encontrar un sustituto.

Like a BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora