D o s.

82 9 2
                                    

Sus padres la esperaban para comer, como siempre. Ambos la saludaron con un abrazo y cuando estuvieron en la mesa le preguntaron sobre su día.

- Me fue bien - respondió restando importancia al tema.

- ¿Cómo te fue con el ensayo sobre la Guerra Civil de Joppy? - inquirió su padre sonriente.

- Genial - esa era la respuesta para casi todo lo relacionado con la escuela. No quería que se enteraran de que sus notas decentes se debían sólo a que al final del curso terminaba haciendo trabajos extras.

Sus padres le dedicaron una sonrisa y ella respondió con otra, pero fingida.

Terminaron de comer y decidieron ir a la sala para ver la televisión un momento antes de que el padre de la chica tuviera que volver al trabajo.

Antes de eso, ella se pasó por el patio para saludar a Manchas y Pulgas. El primero era un Dálmata y el segundo un Pinscher.

- ¿Qué es esto, Kath? - gritó su madre.

Volteó a verla y de inmediato notó que sostenía la libreta dorada entre sus manos.
La chica saltó fuera de su asiento y corrió hacia su madre para quitarle aquel cuaderno.
Cuando lo sintió entre sus manos, suspiró de alivio. Los padres la estaban viendo con confusión y ella rió nerviosa.

- ¿Qué pasa? - le preguntó su padre.

- Nada - mintió ella.

-¿Por qué me quitaste la libreta así? - preguntó su madre, colocando sus manos en su cintura, molesta por el atrevimiento de su única hija.

- Porque... - ella no sabía que decir.

- ¿Acaso es tu diario? - su padre levantó una ceja.

- Sí - respondió de inmediato -. Lo es. Es mi, diario. Mío.

- ¿Y de dónde salió?

- ... Me lo regaló Phineas.

- Está muy bonito.

Ella asintió y aliviada dejó escapar el aire por su boca. Le mintió a sus padres y ellos le creyeron tan fácil.

La libreta mágica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora