C i n c o.

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Cuando llegó a la cafetería, Phineas ya estaba ahí disfrutando de algunas rosquillas.

- Espero que no te importe que haya ordenado sin ti - le dijo en cuanto ella se sentó.

- No vine a disfrutar de la comida. Tengo que contarte algo - se inclinó más sobre la mesa -. No me lo vas a creer, pero encontré una libreta mágica.

Después de que le contó todo lo que había sucedido, Phineas soltó una estrepitosa carcajada ocasionando que todos los presentes voltearan en su dirección.

- Calla - le pidió ella usando un tono de voz muy bajo.

- No puedes esperar que te crea todo eso.

- ¿Por qué te mentiría?

- Para vengarte de que me robé tu sándwich - Phineas se encogió de hombros.

- ¿Fuiste tú? - esa vez gritó ella.

Todos volvieron a verlos y ella murmuró una disculpa.

- Te dije: yo mataría por un sándwich. Y tú - el chico la señaló - seguías molesta que ni siquiera notaste lo oculto en mi comentario. Pero es muy tarde para que lo tengas de nuevo, ya me lo comí. Estaba delicioso.

- Phineas, me importa un pepino ese maldito sándwich - exhaló frustrada -. Lo que quiero discutir ahora es todo el asunto de la libreta.

- Estás loca, es mi veredicto.

- No estoy loca - susurró.

- Que lo niegues me hace sospechar que estoy en lo correcto.

Sacó la libreta de la mochila con sumo cuidado, como si le temiera, sus finos dedos apenas y rozaban las gruesas pastas.
La colocó sobre la mesa y le dirigió una mirada a su mejor amigo.

- Está linda - fue lo único que él dijo.

- Le dije a mamá que tú me la habías regalado. Te lo digo por si te da las gracias, no reacciones como que no sabes de que habla.

- Bien - aceptó él.

- Sé que no me crees. Pero puedo demostrarte que no estoy loca.

- ¿Cómo? - el chico se cruzó de brazos.

- Escribe algo - le dijo ella mientras buscaba su lápiz dentro de la mochila roja.

La libreta mágica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora