V e i n t i c u a t r o.

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— Ya sé quién es el propietario de la libreta —gritaron Kath y Phineas al mismo tiempo.

Segundos después se vieron frunciendo el ceño.

— ¿Quién es, según tú? — inquirió Katherina.

— Steve Nicols — respondió su amigo —. Encaja con el perfil. Está alto, fuerte, tiene algo de músculo y está en el equipo de fútbol.

Katherina se mordió el labio, confundida.

— Mi sospechoso era John Norman — exclamó la chica —. También encaja perfecto.

— Vaya — Phineas se llevó la mano a la frente —. Tendremos que investigar más, ¿no crees?

Ella se encogió de hombros.

— Va a ser difícil. Mejor dejamos todo esto como está.

— ¿Qué cosa? — inquirió Gerald detrás de Kath.

Phineas estaba tan inmerso en la conversación que no había notado que su amigo se acercaba a ellos.

— Nada — respondió Phineas.

Gerald los vio con sospecha pero decidió no preguntar más, debería de aprovechar mejor el tiempo ahora que estaba con Katherina.

— Hola — la saludó.

Gerald se sentía demasiado nervioso.

— Hola — le respondió la chica sonriente. Ahora estaba de mejor humor porque se encontraban en la clase de artes.

— ¿Cómo estás?

— Bien. ¿Y tú, Gerald?

Al chico le afectó más de lo que esperaba que ella pronunciara su nombre.

— Bien — tartamudeó.

El profesor llegó en ese momento y les pidió que guardaran silencio para informarles algo importante.

— Chicos, les tengo una noticia excelente.

— ¿Cuál? — preguntaron algunos.

— La próxima actividad es escribir un guión teatral para interpretarlo al final del curso.

Muchos se alegraron, pero otros como Phineas, Gerald y Katherina quisieron que se los tragara la tierra.

— ¿Es obligatorio? — pregunto Gerald tímidamente.

— Sip — respondió el profesor —. Si no participan, sólo los repruebo. Y ya es su último año, no querrán tener que atrasar su examen para la universidad.

Katherina y Phineas resoplaron. El profesor James les agradaba pero, no querían hacer esa obra.

— Bueno, les dejo el resto de la clase para que trabajen en equipo y me hagan sentir orgullosos para el fin del ciclo — eso fue lo que pronunció el profesor antes de marcharse por un café helado.

La libreta mágica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora