EPÍLOGO

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Desde el momento que llegó MinMin, la casa estaba menos silenciosa, San quería pasar más tiempo con Minmin antes... Antes de irse.

Dolía, claro que dolía ver al amor de tu vida y nuestro hijo jugar juntos, porque no sabes bien cuando volveremos a estar los tres juntos, como antes.
No es fácil hacerlo, nada lo es, tanto como para Sannie o para mí. No sería fácil para ninguno.

Pero lo que no sabíamos era como se lo tomaría Minki porque... ¿Cómo le dices a un niño de casi dos añitos, que sus papás se iban a dar un tiempito?¿que su papá se iba a ir y tardaría un poco más en volver y estar con nosotros?
Tal vez otros padres al ser el niño tan pequeño, no lo hacían porque no entendería nada.

Pero tanto San y yo sabíamos que nuestro bebé era diferente y puede ser que si llegase a comprender algo. No se lo diría exactamente como tal.

Sería de manera diferente para su entendimiento.

Estábamos en la sala y yo los veía jugar sonriendo levemente, fijándome en como Minki dibujaba con San y este lo ayudaba cuidadosamente.
Mordí mi labio viendo el techo parpadeando rápido.

Sangie... Creo que es la hora de decírselo... -asenti en silencio viendo a otra parte-

Me tomé unos segundos y me senté a sus lados viendo a Minki que nos veía curioso. Noté mi sonrisa temblar mientras se sentaba entre nosotros.

Bebé escucha, hay una cosita... -acaricie su cabello con suavidad mientras tomaba el aire despacio- a pap Sani le... Surgió un trabajo en un sitio un poquito más lejos de aquí.

Expliqué con cuidado notando la mirada de San entre nosotros a medida que explicaba la situación a Minki.

Y esta vez tardará un poquito más en volver -hice el gesto con mis dedos para que pudiera entender, aclaré mi voz porque sentía como se rompía cada vez que hablaba-

Así es... Tardaré un poco más -vi como San se acercaba a nosotros con cuidado pasando su mano por mí cintura suavemente-.

–¡N-no! -vi como Minki dijo eso y rápido se aferró a San–.

Cerré mis ojos respirando lentamente para quitar el nudo en mi garganta.

Nenito escucha... Pap Sani se encuentra un poquito mal pero para estar mejor deberá estar un tiempo lejos de aquí –tome la mano con cuidado de Minki- tiene que encontrarse buenecito para jugar contigo y estar los tres juntos de nuevo ¿Quieres eso? -le pregunté suavemente viendo su pequeño ceño fruncido alternando la vista entre San y yo.

Sonreí un poco tembloroso y cuando asintió muy despacio, me acerque a su pequeño cuerpecito para abrazarlo, tape mi boca unos segundos para no sollozar cuando sentí a San quitarme las lágrimas con cuidado y abrazarnos a ambos de manera suave.

Comencé a llorar de manera silenciosa y abrazado a ellos sintiendo las suaves caricias de San en mi espalda.

No se me ocurrió otra manera de contárselo a MinMin que no fuese así.

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¿Ya se durmió? -asentí a la pregunta de San, aunque estábamos al lado, susurrabamos para no despertarlo-.

Me acomodé mejor en la cama de Min, pasando mis dedos temblorosos por su mejilla de manera lenta. Fijé mi vista es su pequeño rostro mientras estábamos ambos en silencio.

Observando a Minki dormitar después de que se cansase de jugar y terminar el dibujo que San y él hicieron horas antes.

Minki me prometió que cuidaría de su mami -suspire tembloroso, frotando mis ojos mientras escuchaba a Sannie decir aquello- mientras que yo no esté.

¿Y quien cuidará de ti? Yo... -murmure en un hilo de voz observando a San estando más cerca el uno del otro- ¿Como podré cuidarte a ti también? Me duele no poder...

Lose, pero estaré bien, intacto como una bala -escuché su voz, volverse más baja y negué mientras me acercaba a Minki dejando un beso en su frente-.

Me levanté y esperé en la puerta apoyado viendo cómo San se ponía a su lado quedando arrodillado, a su altura.
Crucé mis brazos, abrazándome viendo aquella escena tan hermosa, como San dejaba varios besos suaves por sus mejillas y uno en su frente.
Le observé cuando se acercó y le seguí escaleras abajo tomados de la mano, apreté nuestro agarre viendo los pies mientras caminábamos hacia la entrada.

Espera Sangie, quiero darte algo... -le mire algo confuso esperando a que se refería-.

Vi como saco un ramo de tamaño medio, lleno de flores de varios colores, de nuestros colores favoritos, y no solo eran flores normales.

Eran tulipanes, nuestras flores favoritas.

Tomé el ramo con cuidado, oliendo las flores y tocando los petalos como si fuesen cristal, sonreí algo tembloroso pegándome un poco el ramo, volviendo a ver a San con los ojos cristalizados sin saber que decir bien.

Se que, no compensa esto con lo que está pasando pero... Se que no pude estar en tu cumpleaños Sangie, entonces... -negue rápidamente caminando hasta a él para abrazarle con cuidado, fusionándonos en un abrazo fuerte- también quiero darte una carta... Léela cuando estés solo ¿Bien? -asenti viéndole apoyado en su pecho-

No era necesario San... Haré algo lindo con las flores... Te lo prometo -volvi a mirar el ramo de flores con cuidado, separándonos muy a nuestro pesar-.

Nos quedamos mirando teniendo nuestros dedos entrelazados, baje un poco la mirada sin querer que se vaya.

Su toque en mi mentón, hizo que le volviera a ver soltando varias lágrimas.

Tengo que irme... -asenti con el labio mordido de manera fuerte, apretando levemente nuestras manos-.

Me separé dejando que tomase algunas de sus cosas, al estar todo el seguí pero su mano en mi brazo, me saco de mis pensamientos.
Sin decir nada, San dejo su chaqueta encima de mis hombros con cuidado, acomodando mi cabello de forma que se viese mi mariquita.

San, espera -deje el ramo en la repisa con rapidez y me acerque a él dejando mis manos en su pecho, estando de puntitas para besar sus labios-.

Tembloroso me aferré a su camisa siguiendo nuestro beso lento y suave, cargado de sentimientos y significados por unos minutos largos.

Nos separamos lentamente, apartando las lágrimas viendo a San.

Diciéndole todo mirándole sin decir nada y viendo cómo salía en silencio de nuestra casa.

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En la noche, salí a la terraza totalmente a oscuras solo iluminado con la luz de la luna, llevaba la carta en la mano y me dispuse a abrirla sentada en el césped.

Me rei ahogado por como empezaba, la carta por lo tierno que es mi Sannie.
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Mi pequeño Sangie, hoy en día no hay nada en el mundo que me haga más feliz que verte a ti y al pequeño Minki sonreír con cualquier boludez que yo haga, ustedes son las flores de mi jardín que pienso cuidar hasta el fin, proteger y procurar siempre en que nunca se marchiten para que sigan brillando demostrando sus preciosidades. Sabes lo mucho que te amo y lo poco expresivo que soy, pero, a pesar de ello trato de mimarte o obsequiarte cosas que te gusten para que nunca dudes de este inmenso amor que siente mi corazón por ti, mi chaqueta te queda preciosa, no lo dudes bebé...sin más saber que decirte. Te amo profundamente, bebé.
                   

       Att. Choi San

Releei la carta más de tres veces aún cuando la vista se me torno borrosa, al leerla la primera vez.
La llevé a mi pecho, como si tratase de un abrazo rompiendo a llorar en silencio, abrazando poco después mis piernas, ocultando mi rostro en ellas.

Te amo San, aquí estaré esperándote -murmure viendo la luna totalmente menguante, tener un brillo más tenue, como si estuviera triste-.

Porque así es y será siempre.

Te amo Sanshine.

𝐏𝐎𝐑𝐂𝐄𝐋𝐀𝐈𝐍 [S𝐚𝐧S𝐚𝐧𝐠]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora