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(Lean hasta el final para que les pueda dar la información)

Logan:

21 de noviembre, esa es la fecha de hoy. Por fin llegó el día que llevo años esperando. Mi cumpleaños número 18 es hoy.

Desde el día de ayer han estado arreglando la casa para que esté lista y hermosa. Las decoraciones, las luces, el pastel y el sonido, todo estaba sutilmente programado y cuidadosamente colocado en un lugar específico.

Incluso el alcohol está en un mini bar que hemos colocado para poder manejar que todo esto no se salga de control.

Mi mayor problema es el hecho de que estoy ansioso porque Mark me ha prometido venir, pero no me ha mandado mensaje ni me ha avisado a qué horas puede llegar y aunque quiera esperarlo en la puerta no podía hacerlo por cuidar que todo salga perfecto. No quiero que esté día sea malo.

—¿Feliz por tu cumpleaños?

Las manos de Mateo me sorprenden, pero en seguida suspiro.

—Tu sabes perfectamente porque estoy “feliz” —lo fulmino con la mirada.

Mateo se ríe y me da palmaditas en el hombro.

—Te vuelves legal ¿No es así? —bromea.

Siento mis mejillas arder y contengo una risa.

—Ya deja de molestar —lo empujo.

Él se ríe.

Justo en ese instante la puerta de entrada rechina y volteó a mirar quién es con emoción, la cual se desvanece en seguida.

—¿Jeremy? ¡¿Dónde está Mark?! —lo tomo de los brazos y lo sacudo.

Jeremy me mira indignado.

—Ya sé, que gusto verme ¿No? —rueda los ojos—. Para tu información Mark solo te responde rápido a ti o a mi mamá, así que si tú no sabes yo menos —se encoge de hombros.

Lo suelto y lo aparto.

—¿Por qué no ha llegado aún? —murmuro para mí mismo.

En eso noto como Jeremy abraza por la cintura a Mateo y lo besa.

No puedo evitar poner una mueca. Jeremy se percata de eso y se ríe.

—Te tengo un regalo, a ver si ya cambias esa mala cara, mocoso.

Se acerca a mí, saca una caja de sus bolsillos y la abre poco a poco. Un collar de perlas brillantes sale a iluminar mi mirada.

Grito y le saltó encima.

—¡GRACIAS! Están hermosas —suelto con emoción.

La sonrisa de mi cara no se quita hasta que él revuelve mi cabello, RECIÉN PEINADO.

—Te mataría, pero Mateo me lo tiene prohibido —lo amenazo.

El sonríe dejando al aire sus caninos y no puedo evitar devolverle la sonrisa.

No importa cuan mal me caiga, estos últimos meses se ha vuelto soportable.

—¡Mi bebé lindo!

La voz de Esteban me provoca una sonrisa de oreja a oreja.

Ni siquiera tengo que voltearme para sentir como sus brazos me rodean y me pegan a él.

—¿Cómo está el príncipe más lindo de todo este mundo de mierda? —sonríe.

Hasta que seamos solo nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora