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Quien se demoró tres días en un solo capítulo? Yo ☝️😔

Ya pues no a la funa

Mark:

—¿Ya salió el demonio? —pregunté

—No le digas así a Lilian, pero si. —dijo Jess dándome un codazo.

Suspiré y la mire de reojo.

—¿Estás segura de esto? —pregunté nuevamente.

Ella lo pensó unos segundos antes de asentir.

—No pareces muy segura.

—¿Cómo voy a estarlo? Llevo días faltando a clases a excepción del día de el festival por cuidar a Mateo, y ahora me pides que deje que Jeremy hablé con el. Muy segura de tu plan no estoy. —se cruza de brazo y yo dejo de recargarme en la pared de la puerta para colocarme frente a ella.

—Créeme, te va a explicar todo apenas llegué y te va a dar tanta lastima que lo vas a dejar pasar. —dije antes de dedicarle una sonrisa.

Me dio un pequeño empujón mientras rodaba sus ojos.

—Ya deja de molestar y avísale a tu primito que venga cuando se sienta listo; lo estaré esperando, pero que sea rápido porque Lilian no tardara mucho en volver. —dijo, colocando una mano en mi hombro y retirándola suavemente a medida que se alejaba en dirección a dentro de la casa.

—Me llamas si algo pasa.

Me despedí con la mano viendo como me dedicaba una pequeña sonrisa y cerraba la puerta.

«Bien, hora que avisarle al demonio».

Saqué mi celular y le escribí un mensaje donde le decía que se esperara un poco para ir.

Volví a la casa y cuando yo apenas estaba entrando Jeremy ya iba saliendo.

—¿Ya vas a ir? —pregunté.

El abrió y cerró la boca en lo que supongo un intento de decir algo.

—Si estás nervioso mejor toma un vaso de agua, respira y ve. —Cerré la puerta detrás de mí y lo hice devolverse.

—No se cómo decirle las cosas… —murmuró mientras pasaba sus manos por su cara.

Tomé el vaso de agua y se lo coloqué en frente de el.

—Dile la verdad, nunca habrá una manera específica de hacer las cosas y como dice la Ley de Murphy: «Si algo malo puede pasar, va a pasar».

Jeremy suspiró y tomo el vaso con ambas manos mirándolo fijamente.

—El agua no es mágica, no más te digo. —murmuré sarcástico.

El me frunció el ceño y yo le sonreí inocentemente.

—Iré de una buena vez. —se tomó todo el agua del vaso y se levantó de dónde estaba sentado.

Lo mire confundido unos segundos sin entender su actitud de la nada.

—Es-¡Espera! —Lo detuve de los hombros—, ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?

Lo mire un poco asustado, me preocupaba que algo saliera mal y verlo en un mal estado.

—No, no lo estoy, pero si lo sigo pensando me voy a acabar colgando yo y no a las luces de navidad

No pude evitar reírme.

—Realmente eres idiota —le di un golpe en la frente con mis dedos—, anda ve, te deseo suerte.

Me crucé de brazos señalando la puerta con la cabeza.

Hasta que seamos solo nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora