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Mi amor por ti es secreto que mis ojos no pueden guardar. - Mario Benedetti
— ¿Que es lo que están intentando hacer? — me pregunto Jake dejado un pequeño beso en cuanto llegó —
— Bueno — tome un largo suspiro — estamos intentado jugar básquetbol, pero ya van cinco balonazos que me dan entre ellos dos.
— Eso no es cierto.
— Hmm, Seth — llamo tímidamente el chico — ella tiene razón, ya la emos golpeado muchas veces.
— Bueno... pero es parte de aprender.
— Okey en eso sí tienes toda la razón — lo apunte — pero nada quita el echo, de qué una vez lo hayas echo a propósito.
— Que no fue a propósito... se me resbaló el balón.
Bien aquí el contexto, Álex — el amigo de Seth — el antes mencionado y, yo estamos intentando jugar básquetbol ,cosa la cual no estamos logrando como podemos darnos cuenta.
Álex trajo el balón para jugar pero da la casualidad que el tampoco sabe, y en lo que va de el tiempo, entre los dos me han dado cinco balonazos tratando de encestar, y probablemente se preguntaran ¿Por qué no pararon al primer balonazo?. La respuesta es que tratamos de no rendirnos fácilmente, y aquí las consecuencias.
— Pero si saben que el balón no va en su cabeza — recalcó la última palabra — ¿No es así?.
— Ya te lo dije... una vez el balón se me resbaló.
— ¿Quieren que les enseñe a jugar? — se ofreció con una sonrisa — tú qué dices.
— Enseñales.. por qué no quiero otro balonazo más, yo les echó porras desde aquí.
— Bien, entonces siéntate debajo de ese árbol — lo señaló — el sol está muy fuerte, y te dolerá la cabeza después.
Pasamos una mitad del día, con Jacob enseñándoles a Seth y Álex a jugar. Y después comimos de los sandwiches que Sue le envío a Seth — deliciosos por cierto — cuando el sol bajo fuimos a dejar a Álex a casa, el vive aquí mismo en la reservación pero si fue a mi aquíen le dijeron que lo cuidara, me toca entregarlo a su mamá sano y salvo.
— ¿Mañana podemos jugar otra vez?.
— Si prometes ya no golpearme con el balón — lo apunte — por mi está bien.
— ¿Golpeaste a Lana Seth?.
Se apresuró a negar frenéticamente con la cabeza — No... lo que pasó fue que el balón se me salió de las manos.
— Eres un niño muy descuidado — Leah observo a su pequeño hermano con los ojos entrecerrados — le contaré a mamá, eso no está bien.